miércoles, 30 de junio de 2010

Sonrisas de trino y plata: tres fragmentos de City Lights

Gonzalo nos da los buenos días...


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Tras unos días de corazón revuelto aquí sigo (¿seguimos?), dispuesto a lanzar bellos aullidos a la red por si sirvieran para alegrar el día a algun@.
La vida es muy curiosa, y veleidosa, mucho. Nos lo da todo sin pedirlo y sin nuestro permiso nos lo quita. Como a aquel Moisés del Libro, nos pone ante la Tierra Prometida para vetárnosla después...

Tras el desamor aullando de dolor y el desamor enamorado cargado de esperanza, le llega el turno a la risa -a la risa cristalina y sencilla- y a la sonrisa que es, aún más, seña de identidad del ser humano inteligente (verdadera terapia ante la estulticia).
La sonrisa de trino, porque es, esta que hoy traigo aquí, una sonrisa lírica, de ruiseñor delicado, de bigote pintado y bombín, de bastón flexible y delgado, de traje desharrapado y zapatones que hacen reír; de plata porque es clara, luminosa y algo misteriosa, envuelta en un halo de tristeza ensoñadora.

Intro
Película magistral de un genial realizador, City Lights, es la película más tierna de un hombre que era la ternura personificada -pues El Chico era más sentimental que tierna-. Según muchos su gran obra maestra entre otras obras maestras.
Nadie tan capaz como Chaplin para provocar la risa e inmediatamente, en la siguiente escena, conmover hasta el llanto. Es la virtud del genio: transformar lo banal en gran acontecimiento; con un detalle, con un gesto, con una mirada emocionada, con un objeto discreto: una flor, un tenedor, una alpargata...
El genio es capaz de transformar lo aparente en otra realidad distinta, luminosa, cargada de un sentido nuevo y original: un acto solemne en una payasada, un deambular inconsciente en equívoco preñado de posibilidad, un combate de boxeo en una danza y una chanza, un paseo por el muelle en ocasión que cambia una vida... Todo ello con una naturalidad asombrosa, que no se siente, que no se ve pero que expresa mejor que mil palabras sentidos y sentimientos.
Ya se trate de situaciones serias, Chaplin les verá el lado cómico; ya se trate de situaciones cómicas, Chaplin extaerá de ellas su lado grave y circunspecto; la miseria será ternura y delicadeza, la riqueza hilaridad cuando no sujeto de escarnio y burla.
Su mirada se dirige a todos lados y todos lados ilumina con una sonrisa tierna o una carcajada pura y virginal. Es la mirada del genio elegante, del genio inteligente, del genio que está sin que se le sienta, como la luz del día, como la brisa.

City Lights es la película perfecta: tragicomedia cómica; aquí hay de todo, pero de todo en cantidades medidas: si cómica, no hasta la carcajada estentórea; si trágica, no hasta la desesperación -que sí el llanto--; si dramática, no hasta el empalago. De todo, en porciones tan milagrosamente armonizadas que deja al espectador con la sensación de haber asistido a uno de esos milagros en que el alma se queda flotando durante horas en una nube de mágica emoción..
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Argumento
Charlot, el personaje interpretado por Chaplin, es un pobre vagabundo sin hogar que conoce y se enamora de una florista ciega. Poco después evita el suicidio de un millonario borracho, quien le hace promesas de amistad eterna. Sin embargo, cuando está sobrio, el millonario le rechaza.
Inicia un romance con la florista, quien lo toma por un millonario. Tras probar suerte en trabajos ocasionales (entre ellos, una competición de boxeo), para ayudarla, obtiene mil dólares de su amigo millonario, quien se los regala generosamente cuando se encuentra ebrio, pero después niega conocer a Charlot y hace que le persiga la policía. Charlot da el dinero a la florista, quien así consigue evitar ser desahuciada y puede someterse a una operación que le devuelve la vista. El protagonista, en cambio, es capturado por la policía, acusado del robo de los mil dólares, y pasa una larga temporada en prisión. Al salir, vuelve a encontrarse con la florista, que ahora regenta una tienda en lugar de un puesto callejero y vive con la esperanza de reencontrar a su supuesto millonario. La película termina [Wikipedia]... En uno de los finales más emotivos de la historia del cine

Así, la película, está contada; pero da igual, no resta un ápice a la emoción que va destilando en cada escena.
Os presento tres vídeos que muestran, por es te orden: el inicio, donde se hace el planteamiento; la escena más hilarante -que es la de un singular combate de boxeo-; y el emotivo y bellísimo desenlace. Disfrutad.




Conclusiones
Entre las muchas analogías que se pueden establecer entre esta obra de 1931 (¡80 años, ya!) y la actualidad está el de la identidad oculta, escondida, factible de interpretación equívoca y, por tanto, falible (¿alguien ve aquí alguna relación con el mundo virtual de la red de redes?).
Detrás de las apariencias que nosotros vemos -como espectadores-, la protagonista experimenta una realidad bien distinta gracias a las casualidades prodigiosamente engarzadas por Chaplin; lo que se sustancia en la contemplación de dos historias en una, dos realidades distintas emanando de las mismas situaciones: la que vemos desde afuera, objetivamente, y la que vemos encarnados en la protagonista ciega, subjetivamente.
Esta esquizofrenia se resolverá al final con una escena magistral -y de lo más tierno y bien interpretado que se haya hecho nunca en el cine-, milagrosamente esquemática, comunicando un universo de emoción en apenas un minuto, donde tendrá lugar la resolución de toda la historia: ese desvelarse, ese revelarse la realidad cruda sobre la imaginada; y esa aceptación -tan tierna- de la cruda realidad, que nada tiene que ver con la imaginada, es lo que nos conmueve hasta las lágrimas.

Chaplin fue un poeta en imágenes: metafórico como pocos; rítmico como ninguno; cargado de sutilezas y emociones a contrapelo; genial hasta decir basta, incluso en sus momentos más bajos, rizando el rizo sobre sí mismo y haciéndose encarnación de su propio declive en Monsieur Verdoux.
Más que recomendable, obligatoria: para la salud y para la conciencia.

Sonrisas de trino y plata, en música:
Aquí, una versión a lo melódico de las emociones suscitadas por la imagen,
Felix Mendelssohn Bartholdy
Concierto para violín en re menor Op. 64
Dirige: Arturo Toscanini
Solista: Jascha Heifetz
Orquesta Filarmónica de New York




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Links de interés:
http://www.imdb.com/title/tt0021749/ (Ficha de City Lights en IMDb)