domingo, 27 de junio de 2010

Yo declaro


Que cuanto voy a decir es verdad, no toda ni estricta, pues que el que se haya en la faena de forjar sueños por fuerza ha de atender a la imaginación por servirse de ella para explicar una verdad que no agota todas las posibilidades que en el alma y el corazón humanos anidan y se dan, puesto que el alma y el corazón de este ser paradójico y complejo se extienden por espacios que van más allá de los límites del cuerpo y de esa realidad que llamamos contingente.

Que renuncio al enmascaramiento por ser sujeto de malentendidos y suspicacias. Siempre se tiende a desconfiar de aquello que no se muestra tal cual es -al menos en su apariencia-; sobre todo cuando ese ser tal cual se es es se funda en una manera de ser nada convencional.
Por lo tanto, a partir de ahora, muerto Perlimplín -ignoro si un nick alberga la capacidad de resurrección-, y haciendo a un lado a Héctor Amado -que es un heterónimo mío- apareceré con mi propio nombre.
Así me arrogaré más nítidamente la responsabilidad de lo que aquí, por mí, se diga.
Sobre los comentarios que no sean míos, me cabrá la responsabilidad única y exclusiva de aceptarlos (pues, salvo salvajadas descomunales, no tengo por rigor censurar ni eliminar comentarios que aquí se vierten. Y los que hayan seguido este blog, así lo han podido comprobar. Solamente se eliminarán los comentarios que el autor que los hace pida que se eliminen -si es que no lo hace él mismo).

Que no me siento abochornado, ni avergonzado, ni arrepentido de lo que en este blog se ha dicho, especialmente en lo referente a la relación tan intensa y, a veces, tan tensa entre mi musa -la del blog-, Brisa, y yo mismo. Aunque no suele ser lo habitual, sí sucede con cierta frecuencia que las musas y sus inspirados entren en un combate cuerpo a cuerpo por dirimir la soberanía: la de aquella que le inspira versus la de aquel que la respira. Sin llegar a ser los campos de pluma de mi querido Don Luis, estas batallas de amor -pues que de amor hablamos y nadie tiene la prerrogativa de fijar los límites de lo que este, tan amplio y equívoco sentimiento, abarca.
Esto es un blog hecho con el corazón y el alma tránsida de emoción, y ello es lógico que se plasme
en los contenidos.

Que seguiré tirando del carro de este proyecto cuya importancia rebasa los estrechos márgenes de mi voluntad. Además, hay otras personas comprometidas a las que no puedo defraudar -con o sin musa-. Gonzalo, jaycee, Iraida, Beatriz, María, y tantos que, me consta, se asoman por aquí para mirar, admirar, disfrutar, reir o regocijarse con lo que aquí acaece. Por todos vosotros: suma y sigue. Tercer capítulo: Verdades Enteras, fuera máscaras; la imaginación al desnudo proyectada desde la realidad de una identidad que se tiene a sí misma por polifacética y múltiple.

Que no consentiré que se ponga en duda la importancia, pertinencia y utilidad de mi musa Brisa en el blog -quiera ella o no serlo-. No lo consentiré ni aun en el fuero interno de cada cual: ni un pensamiento en este sentido. Mi musa Brisa está por encima del personaje real que se halle tras ese nombre; así lo proclamo y así se respetará.

Que cuando digo amor, quiero decir eso: amor, un sentimiento omnipresente y omnipotente que puede orientarse de diversas formas en atención al destinatario:
Amor se siente hacia un amante pero también hacia un amigo; hacia un familiar y hacia un desconocido; hacia una planta o hacia un animal o una piedra; hacia una estrella del firmamento
o... hacia una musa virtual sin cuerpo definido; quien opine de otra forma , está en su derecho, pero no tendrá más razón que yo,
Se puede amar una idea aunque esta no tenga ojos encantadores, ni labios hermosos, ni senos turgentes, ni muslos voluptuosos; esa es mi forma de sentir, quien sienta de otra manera, estará en su derecho, pero no por ello tendrá más razón que yo,
Quien le niega al corazón la capacidad e enamorarse de una idea, de una imagen virtual, de una estrella, de una simple mirada, está negándole al corazón su razón de ser, y estará en su derecho, pero eso no significa que tenga más razón que yo.
Quien niega la posibilidad para enamorarse de una Quimera, se la niega, también, a la posibilidad de engendrar -en ella- Utopías, y quien niega la posibilidad de la Utopía niega lo más esencial que caracteriza al ser humano: la capacidad de soñar y de hacer posibles los sueños; quien esto niegue estrá en su derecho, pero no le acogerá más razón que a mí.

Que, por fin, el objetivo de este blog es y seguirá siendo derramar cuanta Belleza esté en mi mano, conocimiento y alma; por mi propio bien y el de cuantos con esa premisa -búsqueda de lo Bello- por aquí se dejen caer.
Así: textos, imágenes, músicas, vídeos... desfilarán por estas páginas con el maravilloso propósito de contribuir a la felicidad de quienes las visiten.

Firmo y rubrico esta declaración de principios que con mi nombre avalo y sostengo.
Gracias por vuestra comprensión. Amor para todos y en especial para los referidos.

Rodrigo Martín
Forjador de Sueños.

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