lunes, 4 de marzo de 2013

Hieronymus Bosch: dos de cuatro




Prosa trovada en trabado hilván
(a Hieronymus Bosch)
.....Los ojos como platos en los bellos capiteles, en los códices miniados, en los sueños evocados por los mágicos pinceles. Mira el niño embelesado la belleza recreada por la mano del hombre, y ve en ella desplegada la posibilidad de sus propios universos, los que descubre cuando mira las cosas naturales, la realidad que lo circunda, con su imaginación fecunda preñada de seres irreales. Él los ve y ansía poder pintar un día sus propias realidades. Y se esfuerza en el taller de la artística familia, y aprende todo cuanto se pueda aprender en el arte de tejer con tintes la armonía, el trazo preciso que arranca a la nada volúmenes y formas, y lo hace saliendo de la norma guiado por impulso irrefrenable, por un afán inagotable de representar lo que en su contemplar se le muestra incuestionable: seres mágicos, fabulosas arquitecturas, objetos enigmáticos y fantásticas criaturas, y lo convencional traspasando el umbral de la cordura, deformando lo normal en singular caricatura. Al cabo solo se halla en su artístico universo sembrando realidades en los lienzos y en las tablas. Visiones de un alma mística le dicen al producto de su mano, clarividencia de una mística conciencia que pinta al dictado de su mirar alucinado. Son sus temas la virtud y el pecado, los peligros de los placeres terrenales que vuelven a todos los hombres iguales ante Dios y ante el Diablo. En su obra nos brinda coloridos Jardines encantados, y oscuros Juicios Finales, vidas de santos tentados por hordas infernales, simbólicos paisajes fabulosos y símbolos jocosos formando extraños mestizajes, peces voladores y aves abisales, extrañas criaturas salidas de regiones fantasmales o híbridos humanos zurcidos con partes animales, componen el prodigioso crisol de este genio incomparable.
Hay algo de inquietante en su creación, una premonición de nigromante, una alegórica alusión a la contemplación alucinante de una realidad esquiva, una visión contemplativa de un mundo espeluznante. Inquieta su mundo onírico, su panegírico de la cuchufleta, su profundo sentido crítico a la voluntad marioneta de pasiones y dogmáticas creencias. Hay algo de ironía enmascarada de pietismo, mucho de eternidad en el aparente anacronismo, bastante de herejía en la procaz porfía de una ortodoxia transgredida, demasiado de burlón en lo solemne y de caduca condición en lo perenne. Algo hay de todo ello, y no es audacia temeraria sostenerlo, sino crítica palmaria de lo que en sus obras se está viendo.


Semblanza y aproximación
.....¿Bastaría su afición a los bestiarios, a los códices miniados, a los ilustrados capiteles románicos, a la tradición taumatúrgica destilada en alquimias y consignada en prohibidos libros de magia y rituales de hechicería? ¿Acaso sería suficiente su imaginación prolija, su fantasía exacerbada y su facilidad para la recreación de lo que en su mente tan exuberante florecía? ¿Sería menos determinante la singular sensibilidad que tempranamente mostraría, una sensibilidad que le posibilitaba ver lo que de forma habitual permanece invisible; es decir, esa su capacidad para observar una realidad subyacente, una sub-realidad que como una alucinante sombra proyecta la realidad convencional? La maestría ya la heredaría por sangre: su familia se remontaba, al menos, a tres generaciones de artistas dedicados a la pintura, el dibujo y el grabado; pero, a quién o a qué debía ese su original estilo? Es muy posible que, como suele suceder, la causa de su singularidad sea producto de una suma de coincidencias, es decir, análogo al cauce de un caudaloso río que se nutre de diversos y variados afluentes. Parece lógico pensar que en mayor o menor medida todas las interrogaciones apuntadas tuvieran su impronta en diferente proporción, y hasta es posible, que a ellas hubiera que añadir otras motivaciones que nos son desconocidas. Pero lo cierto es que bien poco se sabe de la vida de Jeroen Anthoniszoon van Aeken, más conocido como Hieronymus Bosch, aparte de su lugar de nacimiento en 's-Hertogenbosch (o, simplemente, Den Bosch -en castellano Balduque-, topónimo al que debería el apelativo por el que es más conocido: el Bosco), antigua población del Ducado de Brabante, su pertenencia a una familia de artistas --que le enseñarían el oficio-- y su adscripción a la Ilustre Hermandad de Nuestra Señora, todo un escudo protector en épocas de gran celo inquisitorial.
Bien se sabe, eso sí, que estamos ante un fenómeno único en la historia del arte, en el que el simbolismo medieval y la fantasía se funden para desarrollar una imaginería asaz peculiar (de temática religiosa y moralizante), y crear, de esta forma, una obra exclusiva que no tendría, porque no podía tenerlos, seguidores (con la salvedad, acaso, de Pieter Bruegel El Viejo).

.....Buscó, el Bosco, sus mentores artísticos fuera tanto de la formalista tradición flamenca, como de la corriente renacentista italiana del momento (Roger Campin, Jan van Eyck, Roger van der Weyden, Hans Memmling, Gerard David) y fue a buscarlos a la profunda y equívoca religiosidad mística germana que bebía significados en el dominico Meister Eckhart, o en la especulativa visión filosófica inglesa de los franciscanos Guillermo de Ockham y Duns Scoto. Ambas tendencias, si antagonistas en la vida de sus valedores, serían complementarias en su pensamiento y en su destino común de cuestionamiento herético por parte de la jerarquía oficial. Así Martin Schongauer y Matthias Grünewald son sus influencias pictóricas más directas, si es que no es la impronta del mismo Bosch la que en aquellos cala. Dado el caudal incontenible de expresión boschiana, más me inclino por esta segunda opción. Bien podría considerarse a Hieronymus Bosch como el precursor del surrealismo; toda su obra está plagada de visiones oníricas, aunque hay quien defiende que no es obra de ensoñación sino de un desarrollo de la cultura del terror cristiano, religioso, teológico en suma, la que lleva a cabo el pintor, cuyos ejes son el castigo del pecador y la virtud de la penitencia. Esto pudiera ser plausible en la recreación de toda clase de criaturas extrañas, que intentarían dar cuenta de un abstracto, como es lo infernal; pero ¿cómo se explicaría la presencia de esos otros seres que no son meras recreaciones abstractas, sino deformaciones, transformaciones o traspolaciones de atributos de seres reales, algo semejante a lo que con el correr del tiempo tendría implicaciones --y justificación-- de índole subconsciente? ¿O la impresionante y original recreación de un cosmos cuasi futurista en las arquitecturas y paisajes? Esas torres de cuentos de hadas, esas panorámicas de ciudades que más parecieran sacadas de Metrópolis o Blade Runner que de una tradición románica tienen la suficiente personalidad para ser consideradas obra de un místico visionario. Hay quien lo tacha de esotérico (aquí un extenso tratamiento de esta perspectiva: El Bosch esotérico). Bien está, pero a condición de serlo considerado a posteriori. Es posible, de todas formas, que Hieronymus Bosch tuviera acceso a textos herméticos, además de a las teorías de los citados Eckhart, Ockham o Scoto; es posible que en su estancia en la Venecia ya plena y florecientemente renacentista, sintiera la influencia de lo oriental, o accediera a la cultura alejandrina; es posible. Pero algunas de sus obras más representativas fueron creadas antes de ese viaje; luego no gozaron de esa influencia. No, definitivamente el motivo de la singularidad de su obra no hay que buscarlo en otro lugar más que en... él mismo: su propia sensibilidad e imaginación portentosa (y quizá algo más...).


.....Sería capital la influencia que sobre su obra tendrían, de una parte, los bestiarios, y, de otra, la vivencia traumática, cuando apenas contaba 12 años, de un pavoroso incendio en su ciudad natal que arrasaría cuatro mil viviendas. Ambos motivos están presentes profusamente en sus cuadros (esos infiernos pavorosos donde los cubículos semejan fogones, y las llamas nocturnales fogonazos de alabardas). Dentro de los bestiarios, destaca el que es considerado precursor de todos ellos: el Physiologus, que data de los siglos II a IV d.C., escrito originalmente en griego, probablemente en Alejandría, y traducido hacia el año 400 al latín, y de esta lengua a varias otras vernáculas de diversos países de Europa durante la Alta Edad Media. Es un texto con función y objetivo didácticos. Describe animales, plantas e incluso rocas fabulosos recogidos de las tradiciones culturales anteriores, como El Libro de los Animales  de Aristóeles, las obras de Heródoto, Plinio el Viejo o Claudio Eliano. En estas descripciones se mechan sentidos moralizantes, enfocados en la tradición cristiana. Impregnaron los libros iluminados durante toda la Edad Media, y su influencia se ha dejado sentir, ya muy asimilados y fundidos a la leyenda y a la historia (en las diversas manifestaciones artísticas) hasta nuestros días. Su función no era servir de tratado de historia natural, sino realizar una interpretación metafísica, con significados místicos, de lo que se presentaba como natural. Aunque no se conoce de forma fehaciente al autor, se barajan diversos nombres, todos de adscripción cristiana (pues de raigambre cristiana es su intencionalidad); así: Epiphanius, Pedro de Alejandría o Basilio; Juan Crisóstomo, Atanasio, Ambrosio o Jerónimo, en sus traducciones latinas, incluirían recensiones de sus propios pensamientos doctrinales. En él se relatan alegorías para describir los animales que son objeto de interés, entre otros: la leona, que con su aliento es capaz de resucitar al tercer día a sus cachorros muertos; el ave fénix, que una vez consumido por su propio fuego renace al tercer día de sus cenizas; o el unicornio, al que sólo se puede apresar cuando reposa en el regazo de una virgen pura (símbolo, pues, de la Encarnación). Como vemos el número tres se repite constantemente en una especie de réplica trinitaria del Dogma.
Entre todos los bestiarios destaca, por su belleza, el de Aberdeen (s XII, Inglaterra).

Pero quizá las características más esencialmente boschianas, entre las muchas y muy singulares presentes en su obra, sean la composición y la invención. Gozan sus cuadros, tanto los trípticos --sobre todo--, como las escenas singulares de una composición en cascada, donde se nos cuenta/sugiere más de una historia dentro de la historia que se nos quiere contar, en primer plano. En las grandes obras, es decir, en los trípticos, ya sea el del Jardín de las Delicias, el del Juicio Final, el de Las Tentaciones de San Antonio, y, en menor medida --o de otra forma-- el del Carro de Heno, la escena se nos representa de forma ordenada en estratos (arriba, en medio, abajo; o izquierda, centro, derecha), independientemente de la organización en tres partes propias del tríptico (dos paneles, más estrechos o "alas", y uno central). Esquema que, por otra parte, suele ser habitual en las representaciones monumentales del arte religioso cristiano, como por ejemplo en las vidrieras catedralicias o en los retablos de los altares mayores, donde en orden gradual descendente se representan Dios, cielo con seres celestiales, santos y por último, en la zona inferior los hombres, y por debajo de ellos los infiernos. En el Bosco, habitualmente, en la zona alta se encuentra el empíreo, lo celeste, Dios; la zona central suele ser la de transición entre lo terrenal y lo celestial, es decir, donde tiene lugar la vida de los justos; en la parte baja es la zona más terrena la que ocupa el lugar, las bajas pasiones. Es curioso señalar cómo el infierno topográfico, la morada del Ángel Caído, ocupa la zona alta, por más que esté considerado un tal lugar como el inframundo, asimilado al abismo (como si el pintor equiparara el cielo celeste, al infierno celeste; como si el ángel caído, su séquito demoníaco y su infernal reino pertenecieran a una paralela dimensión de la Gloria Celestial que acoge a Dios, los ángeles y los justos). En ocasiones esta organización se trastoca, como en el caso de el Jardín de las Delicias (JD) y el Juicio Final (JF), en cuyo postigo derecho, el correspondiente al cielo, en ambos casos sigue la lógica arriba-empíreo, abajo-lo terreno, pero mientras en (JD) se sigue un orden descendente del ámbito celestial al terrenal (levedad angelical, Paraíso, creación de mujer y hombre), en (JF) es inverso (Dios en majestad, caída de los ángeles, la tierra por donde medrarán Adán y Eva expulsados del Paraíso y creación de Eva de la costilla de Adán por Dios).

En cuanto a la invención, ésta es a veces desconcertante, pues recrea objetos, artilugios, artefactos, híbridos de seres reales con apéndices traslocados y construcciones enteramente originales más propias de siglos por venir que de su época. Algunas de estas invenciones mezclan artilugios de la más avanzada tecnología --de entonces-- como el tubo de vidrio, el metrónomo o algo parecido a una antena parabólica, con apéndices orgánicos resultando una especie de autómata asaz original, y siempre buscando un sentido simbólico de lo representado: flores que son burbujas donde una pareja se ama, frutos portados por seres humanos a modo de mochila o incluso sustituyendo su cabeza, orquestina de frailes tocando en el interior de un huevo a modo de foso germinal, seres-frutos de los que salen brazos y manos regalando más frutos...
Otro detalle personal de esa capacidad inventiva es la curiosa desproporción entre los objetos y seres representados, en los que los humanos siempre aparecen empequeñecidos y plantas, frutos, peces, aves o animales, se muestran desmesurados (¿representación de la preeminencia de lo natural sobre lo humano en la Tierra?).
Repito es la insólita mezcolanza de lo real, creando un efecto irreal, y de lo abstracto, invadiendo el plano de lo concreto y real, lo que da a las pinturas de El Bosco, su más propia nota distintiva.
El carro de Heno es probablemente su pintura más enigmática y satírica (no la más fantástica e imaginativa). Representa un a modo de feria de las vanidades, donde el Carro del Heno representaría lo material que el hombre cosecha y que pretenden todos los estratos sociales. Crítica social --y eclesiástica-- pues. No es de extrañar que pueda establecerse conexiones entre este espíritu y actitud críticos, que podrían subyacer en la devotio moderna, corriente de pensamiento a la que estaba unido el pintor (heredera a su vez de las tesis tanto de Eckhart como de Ockham en cuanto a la autonomía del individuo para unirse directamente con Dios sin la necesaria y obligada intercesión intermediaria de los ministros de la iglesia), y la reforma luterana y calvinista, que se produciría apenas unos años después.

La tendencia a lo caricaturesco es otra peculiaridad de su estilo; en ello es posible ver un afán de subrayar el carácter irónico de su obra, además de dotarlo de la garantía de irrealidad. Podría, pues, considerarse desde este punto de vista al Bosco como uno de los más precoces pintores satíricos de la historia. Y todo ello sin ser tachado de blasfemo por una iglesia que, a la sazón, comenzaba a coger velocidad de crucero en su labor represora e inquisitorial. Bien está que mirado con recelo por las autoridades jerárquicas, su adscripción a la Ilustre Cofradía de Nuestra Señora lo mantenía a salvo de toda sospecha. La aparente pátina moralizante que destila toda su obra sería otra manera de encubrir la crítica velada al sistema eclesiástico, y una coartada eficaz para dar rienda suelta a su imaginación sin preocuparse por las consecuencias. Es curioso y sintomático que su muy devota majestad Felipe II de España, a la muerte del pintor, se hiciera con una sustanciosa parte de su obra (algo que hemos de agradecerle todos los españoles), subrayando así, pese a pertenecer a otra dinastía (los austrias), el proverbial carácter ambivalente y equívoco --en cuanto a moral-- de la monarquía hispana (El Prado y el El Escorial guardan entre sus paredes parte de lo más excelso de su producción).
Tendría pocos continuadores de su personalísimo estilo, entre ellos habría que citar a Pieter Bruegel, The Elder (El Viejo).
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Aprovechando que Josquín Des Prés (Josquín Desprez, o Josquinus Pratensis --Joaquín de los Prados), el gran polifonista franco-flamenco, vería por primera vez el mundo el mismo año que nuestro pintor, suya será la música que acompañará este post. Se trata de una compilación de algunos de sus más conocidos motetes y chansons.


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GALERÍA


Hieronymus Bosch
(1450-1516)
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LOS TRÍPTICOS


Garden of Earthly Delights Triptych, c 1504. Outer Wings: Creation of the World
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Garden of Earthly Delights Triptych, c 1504
Left Wing: The Earthly Paradise (Garden of Eden) / Panel Central: Garden of Earthly Delights (Eccesia's Paradise) / Right Wing: Hell 

Garden of Earthly Delights Triptych, c 1504 - Panel Central: Garden of Earthly Delights (Eccesia's Paradise)

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Garden of Earthly Delights Triptych, c 1504 - Left Wing: The Earthly Paradise (Garden of Eden) / Right Wing: Hell 

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Garden of Earthly Delights Triptych, c 1504 (+ satured)
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File:Hieronymus Bosch - Triptych of Last Judgement (left outer wing) - WGA02583.jpg.File:BoschTheLastJudgementTriptychRightOuterWing.jpg
The Last Judgement Triptych, c 1482 (Vienna, Austria) - Outer Wings: Left: St James Zebedee / Right: St Bavo


The Last Judgement Triptych, c 1482 (Vienna, Austria) - Left Wing: Paradise / Central Panel: Last Judgement / Right Wing: Hell
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The Last Judgement Triptych, c 1482 (Vienna, Austria) - Left Wing: Paradise / Central Panel: Last Judgement / Right Wing: Hell
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The Last Judgement Triptych, c 1482 - Central Panel: Last Judgement
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The Last Judgement Triptych, c 1482 - Central Panel: Last Judgement (detail)

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The Last Judgement Triptych, c 1482 - Left Wing: Paradise / Right Wing: Hell
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The Last Judgement Triptych (Brugge, Belgium), c 1480-1520
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The Last Judgement Triptych (Brugge, Belgium), c 1480-1520
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The Temptation of St. Anthony Triptych, c 1500. Outer Wings: Left: Arrest of Christ in the Garden of Gethsemane / Right: Christ Carrying the Cross
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The Temptation of St. Anthony Triptych, c 1500

The Temptation of St. Anthony Triptych, c 1500 - Panel central: Tentación de San Antonio: Misa Negra

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The Temptation of St. Anthony Triptych, c 1500 - Left and Right Wings:
Left Wing: Flight and Failure of St Anthony (castigo físico) - Right Wing: St Anthony in Meditation (Halgos de comida y sexo)
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Hieronymus Bosch - Haywain Triptych_Outer Wings (The Path of Life), 1485-90 (+ satured)
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Hieronymus Bosch - Haywain Triptych_Outer Wings (The Path of Life), 1485-90 (– satured)
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Haywain Triptych, 1485-90
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Haywain Triptych, 1485-90 (restored)
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Tríptico del Carro de Heno, c 1485-90 - Ala Izquierda: Paraíso - Panel Central: Carro de Heno - Ala Derecha: Infierno


Tríptico del Carro de Heno, c 1485-90 - Panel Central: Carro de Heno

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Tríptico del Carro de Heno, c 1485-90 - Ala Izquierda: Paraíso / Ala Derecha: Infierno
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Adoration fo the Magi Triptych, c 1495 - Outer Wings: The Legend of the Mass of St Gregory
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Adoration fo the Magi Triptych, c 1495
Left Wing: St Peter and Donor / Central Panel: The Adoration of the Maggi / Rigth Wing: St Agnes and Donor


Adoration iof the Magi Triptych, c 1495 - Central Panel
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Hermit Saints Triptych, 1505
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St Liberata Triptych, 1500-04
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Ecce Homo Triptych, 1496-1500 (Workshop of)
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Ecce Homo Triptych: Left Wing: Hendrixke van Langhel with St Catherine; Right wing: Pieter van Os with St Peter
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Ecce Homo Triptych, 1496-1500 (central panel) (Workshop of)
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Hell and The Flood Diptych c 1514-16 The Noah's Ark on Mount Ararat (obverse), Mankind Beste by Devils (reverse)
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Hell and The Flood Diptych, c 1514-16 - The Fall of the Rebel Angels  (obverse), Mankind Beste by Devils (reverse)
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Visions of the Hereafter Poliptych, 1500-04 - Terrestrial Paradise / Ascent of the Blessed
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Visions of the Hereafter Poliptych, 1500-04 - Fall of the Damned / Hell
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Epiphany, 1475-80
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Epiphany, 1475-80 (- satured)
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Adoration of the Magi, d.u.
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Adoration of the Child, d.u.
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Christ Child with a Walking Frame (Cristo Niño con un andador!!!)
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Marriage Feast at Cana, date unknown
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Passion of Christ, 1510-15
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Crowned with Thorns, 1495-1500 (+ satured)
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Crowned with Thorns, 1495-1500 (- satured)
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Christ crowned with Thorns, c 1510
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Ecce Homo (Frankfurt)
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Ecce Homo (Philadelphia)
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The Carrying of the Cross, c 1490 (+ satured)
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The Carrying of the Cross, c 1490 (- satured)
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Christ Carrying the Cross, 1485-90
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The Carriage of the Cross, d.u. (- satured)
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The Carriage of the Cross, d.u. (+ satured)
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Crucifixion with a Donnor, 1480
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St John The Evangelist in Pathmos, 1485
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St Christopher carrying the Christ Child (- satured)
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St Christopher carrying the Christ Child (+ satured)
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St. John the Baptist in Meditation, 1489-99
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Saint Jerome praying, 1476
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The Temptation of St Anthony, date unknown
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The Seven Deadly Sins and the Four Last Things, c 1485
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The Four Last Things 
Death, Judgement, Hell and Heaven

File:Jheronimus Bosch 4 last things (death).jpgFile:Jheronimus Bosch 4 last things (Last Judgment).jpg
Death of a Sinner, Angel and Devil weigh a Man's Soul (Muerte del Pecador, Angel y Demonio sopesan el alma humana) ///  Last Judgement (Juicio Final)

File:Hieronymus Bosch 091.jpgFile:Jheronimus Bosch 4 last things (Paradise).jpg
Hell, and the Punishement of the Seven Deadly Sins (Infierno y castigo de los Siete pecados Capitales) /// Gloria, or Heaven (Gloria del Cielo)
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The Seven Deadly Sins

File:Jheronimus Bosch Table of the Mortal Sins (Ira).jpgFile:Jheronimus Bosch Table of the Mortal Sins (Superbia).jpg
Wrath (Ira) /// Pride (Soberbia)

File:Jheronimus Bosch Table of the Mortal Sins (Luxuria).jpgFile:Jheronimus Bosch Table of the Mortal Sins (Accidia).jpg
Luxury (Lujuria) /// Sloth (Pereza)

File:Jheronimus Bosch Table of the Mortal Sins (Gula).jpgFile:Jheronimus Bosch Table of the Mortal Sins (Avaricia).jpg
Gluttony (Gula) /// Greed (Avaricia)


Envy (Envidia)
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Death and the Miser, 1485-90
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Allegory of Gluttony and Lust, 1490
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The Ship of Fools, 1490-1500
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The Ship of Fools, 1490-1500
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The Concert in the Egg, c 1475
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Cutting the Stone (Extraction of the Stone of Madness), 1488-1516
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The Conjurer (- satured)
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The Conjurer (El Prestidigitador) (+ satured)
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The Wayfearer (Der Landstreicher), 1494-1516
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APÉNDICE

Corto de Animación sobr el Jardín de las Delicias



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