domingo, 22 de diciembre de 2013

Romance de Nochebuena 2013





Romance de Nochebuena
2013
Cuento de Navidad

I
En la fría noche se oye
Coro de ayes en quejas,
Son los dolores de un parto
Que difícil se presenta…
El viento por las rendijas
Silbante gime y se cuela
Poniendo acompañamiento
A la coral lastimera.
Una joven exiliada,
Primeriza, mal se esfuerza
Por traer al mundo un niño
En lo oscuro de una tienda
De un Centro de Refugiados,
Al lado de una frontera
Que separa dos países,
No importa cuáles, cualquiera
De los muchos que dividen,
Artificiales, la tierra,
Donde se alternan, fortuitas,
La injusticia y la miseria.
Llegó huyendo de una paz
Que se parece a una guerra,
Tales las hostilidades
Que esa paz allí fomenta.

No se halla en el Tercer Mundo
--Aunque así nos lo parezca—
El escenario del cuento
Que aquí, en verso, se cuenta,
Antes bien, en el Primero
Donde una paz opulenta
Genera desigualdades,
Exclusión, ruina y pobreza.
Es, nuestra protagonista,
Una víctima de esas
Que ansían algo mejor
Para el hijo que se espera…
Procedente de un suburbio
De condiciones infectas,
Donde hasta el sol que allí luce
Lo hace menos, lo hace apenas,
Desolado por la angustia
Que sus rayos allí encuentran,
Y donde las noches son
Más oscuras, más siniestras,
Con plenilunios velados
Por argentina vergüenza,
La esperanza que no tuvo,
Hasta entonces, para ella
La sintió palpitar fuerte
Desde el vientre en sementera.

Cycle de la vie de Jésus : Nativity, Meister von Hohenfurth, c 1350

II
Virgen concibió, ignorante
Del abrazo las secuelas
Que se diera con Pepito,
Un día de primavera,
Entre los cañaverales
Que un sucio arroyo bordean,
Vertedero de inmundicias
Que a los juncos alimentan
(Pepito, aquel arrapiezo,
Hijo de Paca, La Tuerta,
Que, inseparable, seguía
A María a donde fuera).
Concibió sin saber cómo,
Mas, sabiéndolo, dispuesta
A cambiar aquella vida
Abocada a la indigencia.

Una noche se lo dijo
Mientras miraban estrellas:
“Pepito, vente conmigo,
Salgamos de esta miseria;
Hagámoslo por el niño,
Para que otra vida tenga
Mejor que la que nosotros
Hemos tenido, ¿Aceptas?”
Y Pepito, que también
Es un romántico y sueña,
Le dice que sí a los ojos
Que las estrellas reflejan,
Y ve en ellos, fugazmente,
Pasar, veloz, un cometa
Que deja a su paso, brillante,
Una indicadora estela:
Hacia el Oeste señala,
Revelándoles  la senda.

Una tarde ya no vuelven
A su mísera vivienda:
A más tocará el reparto
De la inexistente cena,
Y a menos las estrecheces
Que han de sufrir los que quedan.
Invisibles como son
En falta no se los echa.
En los ojos de las madres
Quizá una lágrima seca,
Y una ahogada aspiración
Los padres acaso sientan;
Unas y otros seguirán
Luchando en la feroz guerra,
Que a la sombra de la paz
Se desarrolla sin tregua.

Geburt Christy, Hans Baldung (Grien), 1520

III
María y José caminan
Hasta cruzar la frontera
Que los separa, intangible,
De la asumida impotencia.
Y a un Centro de Refugiados
Seis días más tarde  llegan,
Cansados pero contentos,
Rota ya por fin la cuerda
Que los ataba a un destino
Con carácter de condena.
Llegan y ven, alineadas,
Formando calles, las tiendas
Que acogen a refugiados
Que, como ellos, desertan
De inhumanas condiciones
Por mejores pretenderlas.

Allí pasan cuatro meses,
Hasta que sale de cuentas
María, llena de gracias,
María, de sueños llena,
Llevando una vida dura
Con coraje y entereza
Impropia de dos criaturas
En mentida adolescencia:
Dieciséis años José,
Quince, María, cuenta,
Y parecen, por maduros,
Alcanzar ya la treintena. 

Es lo que tiene vivir
En situaciones extremas:
El tiempo cambia de ritmo,
Se comprime y acelera,
Las etapas de la vida
Como pólvora se queman,
Dejando atrás las cenizas
De tempranas experiencias.
Durante todo este tiempo,
Conciben, urden, planean,
En el Centro, su futuro
Para cuando el niño venga:
Pepito, que es muy mañoso
trabajando la madera,
Pretende ser carpintero,
Y a ello se juramenta;
María, que es muy paciente,
Desearía ser maestra
En suburbios y barriadas,
Donde enseñar es quimera.

San Diego de Alcalá dando de comer a los pobres, Bartolomé Esteban Murillo, 1645-46

IV
Es diciembre, veinticuatro,
Y ya hace un frío que pela.
Aunque de forma sencilla,
Hasta en el Centro se aprestan
A celebrar esta noche
Que dicen de Nochebuena:
En las tiendas farolillos
De cartón y candilejas
De material reciclado
La austeridad ornamentan;
Por gastados altavoces
Unos villancicos suenan,
Calentando el frío ambiente
Con su alegre cantilena;
Se servirá, especial,
Un rancho para la cena
Que servirán voluntarios,
Solidarios, con entrega,
Compuesto por: col lombarda
hervida, con mayonesa;
Sopa de pollo y verduras
Y cordero en caldereta,
Congelado, procedente
De excedentarias remesas;
Y de postre, bien caliente,
Dulzona sopa de almendras,
A base de concentrado
y leche en polvo rehecha;
Los dulces de navidad
--Turrones y frutas secas—
De la campaña anterior
Que ya el comercio desdeña.

En la fría noche se oye
Coro de ayes en quejas,
Son los dolores de un parto
Que difícil se presenta…
El viento por las rendijas
Silbante gime y se cuela
Poniendo acompañamiento
A la coral lastimera.
Una joven exiliada,
Primeriza, mal se esfuerza
Por traer al mundo un niño
En lo oscuro de una tienda…

Adoration of the Child, Gerrit van Honthorst, c.1620

V
Son las ocho y ya María
En pleno parto se encuentra,
La asiste la comadrona,
Que es también la cocinera,
Con gorro blanco en el pelo
Y el delantal de faena.
Lo inmaduro aún del cuerpo
Y las estrechas caderas,
Se lo ponen más difícil
A la joven parturienta.

En la fría noche se oye
Coro de ayes  y quejas…
Y el viento por las rendijas
Silbante acude  y se cuela…
...Para enjugar el sudor
Que la piel nimba de perlas
A María, del esfuerzo
Que el alumbrar le acarrea.
La comadrona la anima
Y una canción tararea
Marcando las contracciones
Con melodiosa cadencia.
Ya los “¡ayes!” con los “¡vamos!”
En un duetto se trenzan,
Polifónicos avanzan
In crescendo hasta que… cesan.

La comadrona que asiste
De cocinera manera
Saca del horno, morada,
Ya culminada, la pieza;
Corta el cordón y procede
A provocar la llorera…
Hecho lo cual, a la madre
Con cariño se la entrega:
Es un niño más bien chico
Que tras el llanto no deja
De sonreírles a todos
Cuantos allí lo contemplan.
Tiene los ojos verdosos
Y la piel luce morena;
Pese al tamaño menudo
Es de armónica apariencia;
El cabello tiene fosco
Y abombada la cabeza;
Y un antojo rosa claro,
Si se mira bien, se observa,
Con forma de cruz latina,
Bajo su tetilla izquierda.
Pese al frío, todos ríen
Y el nacimiento celebran,
Deseando parabienes
A la bisoña pareja.

Nativity, Georges de la Tour, 1644

VI
Se propaga por el Centro
La noticia, vïajera,
Contagiándose veloz
Como una alegre epidemia:
Todos comparten el hito,
E incluso la parentela,
Con los primerizos padres
Del niño de Nochebuena.
Por una noche se olvidan
Los pesares y tristezas;
El Centro de Refugiados
Pareciera una verbena.

Hasta el paritorio vienen
En pos de la buena nueva,
Peregrinando y cantando,
Refugiados de otras tiendas,
Quieren unirse, gozosos,
A la duplicada fiesta:
Cada vez que un niño nace
Con él llega una promesa,
Una posibilidad,
Un propósito de enmienda
Que encarnado en nuevo ser
Enriquece la existencia.
Allí encuentran a María
Y a un feliz José a su vera,
Y a un niño que los sonríe
Disipándoles las penas.
Envuelto en jubón prestado
Por única pertenencia,
El recién nacido es símbolo
De humana naturaleza:
Nada tiene y es feliz,
Sólo vida que se estrena,
Sin temores ni zozobras,
Sin la angustia del que espera...

En la fría noche se oye
Coro de voces que expresan
La alegría por un parto
Que a buen término al fin llega.
El viento por las rendijas
Su silbo toca y se cuela,
Acompañando, templado,
A la coral bullanguera...
.

Mas la vida es lo que es,
Y al cabo lo que se cuenta
Sólo es cuento, nada más;
Como lo fue la leyenda
De aquel niño de Belén
Que en un pesebre naciera.
La dureza de la vida,
Lo injusta que se revela,
Hace necesario el sueño,
Deseable la entelequia,
Y el ser humano los busca,
O en su defecto los crea.

Fin 
del  Romance de Nochebuena 2013

Nativity, Geertgen tot Sint Jans, 1490
.
-o-o-o-