domingo, 16 de marzo de 2014

Lucrecia (5) Ecos y Resonancias: las huellas de Lucrecia. GALERÍA: Lucrecia en la Escultura





Introducción
.....Quinto y último post dedicado a esta controvertida y siempre sugerente figura histórica que, como toda figura esplendente, es decir, capaz de irradiar su influencia con la intensidad de un astro, acabaría por tomar tintes legendarios. 
.....La presente entrada, subtitulada Ecos y Resonancias: las huellas de Lucrecia, tratará de desplegar un mapa que muestre el variopinto panorama de la influencia que este episodio, del que Lucrecia fue desgraciada protagonista, ejercería sobre las artes. Haciendo salvedad del amplio espacio ya dedicado a una de estas señeras influencias, la obra de William Shakespeare The Rape of Lucretia, casi exhaustivamente desarrollada. Será, pues, el motivo de la presente propuesta consignar algunas muestras de esta huella.
.....Así, en cuanto al rastro dejado en la literatura (Ecos), en nuestro idioma, tenemos un Romance Anónimo castellano; dos sonetos y un fragmento de las celebradas redondillas "Hombres necios que acusáis", de esa ilustrísima gongorina de allende los mares, Sor Juana Inés de la Cruz; otra cita, escuetamente reseñada, de una obra menos conocida de uno de nuestros menos mayores dramaturgos settecentescos, Francisco de Rojas, de la escuela del, este sí, mayor Calderón, titulada así mismo Tarquino y Lucrecia. La huella dejada en la literatura inglesa, que ha frecuentado especialmente el tema, está suficientemente representada en los que son precedentes de la de Shakespeare, es decir, Geoffrey Chaucer y John Gower, o The Rape of Lucretia (1607) de Thomas Heywood. En francés, André Obey escribiría una obra de teatro Le viol de Lucrèce, a partir de la del Bardo, en la que se basaría Ronald Duncan para el libreto de la ópera de Britten. En italiano, tres muestras: aparece Lucrecia en la Mandragola, de Maquiavelo; también la cita en la Divina Comedia el Dante, colocándola en el Limbo de los nobles de Roma y otros virtuosos paganos; y, por último, Petrarca le dedicaría uno de sus perfectos sonetos.
.....Y huella en la música (Resonancias). No es una huella muy extensa pero sí profunda y nítida: Haendel, le dedica una cantata (se adjunta), y Benjamin Britten una ópera (se adjunta, también, junto al enlace del libreto, bilingüe). Y Jacques de Gallot le dedicó una serie de allemands para laúd de las que me ha sido imposible encontrar archivos en la red. 
.....Con estos mimbres trenzaré este post, dando así por zanjada esta aproximación --minuciosa y atenta-- al personaje de Lucrecia, la romana.

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ECOS

LA HUELLA de LUCRECIA 
en la LITERATURA en ESPAÑOL

Tarquino y Lucrecia
Anónimo
.
Aquel rey de los romanos
que Tarquino se llamaba
namoróse de Lucrecia,
la noble y casta romana,
y para dormir con ella
una gran traición pensaba.
Vase muy secretamente
a donde Lucrecia estaba;
cuando en su casa lo vido
como a rey lo aposentaba.
A hora de medianoche
Tarquino se levantaba.
Vase para su aposento,
a donde Lucrecia estaba,
a la cual halló durmiendo
de tal traición descuidada.
En llegando cerca de ella
desenvainó su espada
y a los pechos se la puso;
de esta manera le habla:
-Yo soy aquel rey Tarquino,
rey de Roma la nombrada,
el amor que yo te tengo
las entrañas me traspasa;
si cumples mi voluntad
serás rica y estimada,
si no, yo te mataré
con el cruel espada.
-Eso no haré yo, el rey,
sí la vida me costara,
que más la quiero perder
que no vivir deshonrada.
Como vido el rey Tarquino
que la muerte no bastaba,
acordó de otra traición,
con ella la amenazaba:
-Si no cumples mi deseo,
como yo te lo rogaba,
yo te mataré, Lucrecia,
con un negro de tu casa,
y desque muerto lo tenga
echarlo he en la tu cama;
yo diré por toda Roma
que ambos juntos os tomara.
Después que esto oyó Lucrecia
que tan gran traición pensaba,
cumplióle su voluntad
por no ser tan deshonrada.
Cuando Tarquino hubo hecho
lo que tanto deseaba
muy alegre y muy contento
para Roma se tornaba.
Lucrecia quedó muy triste
en verse tan deshonrada;
enviara muy aprisa
con un siervo de su casa
a llamar a su marido
porque allá en Roma se estaba.
Cuando ante sí lo vido
de esta manera le habla:
-¡Oh!, mi amado Colatino,
ya es perdida la mi fama,
que pisadas de hombre ajeno
han hollado la tu cama:
el soberbio rey Tarquino
vino anoche a tu posada,
recibíle como a rey
y dejóme violada.
Yo me daré tal castigo
como adúltera malvada
porque ninguna matrona
por mi ejemplo sea mala.
Estas palabras diciendo
echa mano de una espada
que muy secreta traía
debajo de la su halda,
y a los pechos se la pone
que lástima era mirarla.
Luego allí, en aquel momento,
muerta cae la romana.
Su marido, que la viera,
amargamente lloraba;
sacóle de aquella herida
aquella sangrienta espada,
y en su mano la tenía
y a los sus dioses juraba
de matar al rey Tarquino
y quemarle la su casa.
En un monumento negro
el cuerpo a Roma llevaba
y púsola descubierto
en medio de una gran plaza,
de los sus ojos llorando,
de la su boca hablaba:
-¡Oh, romanos!, ¡Oh, romanos!
doleos de mi triste fama,
que el soberbio rey Tarquino
ha forzado esta romana
y por esta gran deshonra
ella misma se matara.
Ayudadme a la vengar
su muerte tan desastrada.
Desque aquesto vido el pueblo
todos en uno se armaban,
y vanse para el palacio
donde el rey Tarquino estaba
danle mortales heridas
y quemáronle su casa.

-o-

SOR JUANA INÉS de la CRUZ

Oh, famosa Lucrecia, gentil dama, 
de cuyo ensangrentado noble pecho 
salió la sangre que extinguió a despecho 
del rey injusto la lasciva llama! 

¡Oh, con cuánta razón el mundo aclama 
tu virtud, pues por premio de tal hecho 
aún es para tus sienes cerco estrecho 
la amplísima corona de tu fama! 

Pero si el modo de tu fin violento 
puedes borrar del tiempo y sus anales, 
quita la punta del puñal sangriento 

con que pusiste fin a tantos males; 
que es mengua de tu honrado sentimiento 
decir que te ayudaste de puñales. 
...

Intenta de Tarquino el artificio 
a tu pecho, Lucrecia, dar batalla; 
ya amante llora, ya modesto calla; 
ya ofrece toda el alma en sacrificio.

Y cuando piensa ya que más propicio 
tu pecho a tanto imperio se avasalla, 
el premio, como Sísifo, que halla, 
es empezar de nuevo el ejercicio.

Arde furioso y la amorosa tema 
crece en la resistencia de tu honda, 
con tanta privación más obstinada.

¡Oh providencia de deidad suprema: 
tu honestidad motiva tu deshonra 
y tu deshonra te eterniza honrada! 
...

Redondillas

Hombres necios que acusáis
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
[...]
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis
para prentendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

-o-

FRANCISCO de ROJAS ZORRILLA
Fragmento de su drama: Tarquino y Lucrecia

Quien a Lucrecia no ha visto
no conoce la hermosura,
ni del ingenio ni el brío
tiene noticia, ni puede
hacer de nada juicio.
Porque lo cuerdo y hermoso,
lo prudente y lo entendido, 
lo airoso y lo recatado,
lo desenvuelto y lo lindo,
está en ella tan conforme,
vive con tanto artificio,
que se abrazan los extremos
cuando más están distintos

-o-




LA HUELLA de LUCRECIA 
en la LITERATURA INGLESA

The Legend of Good Woman
Geoffrey Chaucer
Cap V (pag. 16)
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Confessio Amantis
John Gower
Book 7. The Education of a King
...

The Plays of Thomas Heywood
The Rape of Lucretia (pag 369)
Thomas Heywood

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LA HUELLA de LUCRECIA 
en la LITERATURA ITALIANA

La Mandragola (La Mandrágora)
Nicolás Maquiavelo
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La Divina Comedia
Infierno, Canto IV
(1º Círculo, El Limbo)
Dante Aligheri


Desde allí, sobre el verde prado,
me fueron mostrados los espíritus magnos
que verlos regocijó a mi alma.
Vi a Electra con muchos compañeros,
entre los cuales advertí a Héctor y a Eneas,
César en armas, de ojos rapaces.
Vi a Camila y a la Pentesilea
al otro lado, y vi al rey Latino,
junto a su hija Lavinia sentado.
Vi a aquel Bruto que arrojó fuera a Tarquino,
Lucrecia, Julia, Marcia y Cornelia,
y a parte solitario vi a Saladino.
...

Canzionero
Soneto CCLXII
Francesco Petrarca

-Primero amar la vida, y después de ella
la honestidad de una mujer hermosa.
-Madre mía, al revés vuelve la glosa
que sin honestidad no hay cosa bella

pues quien deja que su honra sufra mella
no es mujer viva; y si la ves hermosa
igual que antes, su vida vergonzosa
es más que muerte, y ya no es nunca aquélla.

De Lucrecia jamas me ha sorprendido
sino que precisase el férreo tajo
para morir, y no bastase el duelo-.

Vengan cuantos filósofos han sido:
sus opiniones quedarán por bajo
de ésta que sobre todas alza el vuelo.

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RESONANCIAS

Georg Friedrich Händel
La Lucrecia HWV 145 (O Numi Eterni)
Libreto



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Benjamin Britten

The Rape of Lucretia
Libreto


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GALERÍA

LUCRECIA en la ESCULTURA

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Lucretia, Conrad Meit, 1500-1515
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Lucretia, Giovanni Maria Mosca, c 1550
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Lucretia, Italian, 2nd half of 16th Century
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Tarquinius and Lucretia, Hubert Gerhard (1540-1621)
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Tarquinius and Lucretia, After a model attributed to Hubert Gerhard, 1605-1610
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Tarquin and Lucretia, Pietro Tacca, 1st half 17th century
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Tarquin and Lucretia, Pietro Tacca, 1st half 17th century
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Tarquin and Lucretia, Pietro Tacca, 1st half 17th century
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Lucretia, Unknown (Ivory), 1650-1680
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Lucretia commiting suicidePhilippe Bertrand1704
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Lucretia commiting suicidePhilippe Bertrand1704
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Suicide of Lucretia, Unknown .
Lucretia, Giacomo Ginotti (1837-1897)
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Lucretia's Suicide, unknown, 19th Century
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Damià Campeny y Estany, (1771-1855)
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Damià Campeny y Estany, (1771-1855)
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Damià Campeny y Estany (1771-1855)
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Damià Campeny y Estany (1771-1855)
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Damià Campeny y Estany, (1771-1855)
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Lucretia (details), Damià Campeny y Estany (1771-1855)
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Thiebaut Frères, 1851
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Thiebaut Frères, 1851
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Thiebaut Frères, 1851
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La Mort de Lucrèce, Victor Sappey, 2d quart 19e siècle
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Junius Brutus, swearing revenge at Lucretia's corpse, Ignaz Platzer, 1773-80
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