sábado, 22 de marzo de 2014

Venus y Adonis (II): en Shakespeare, La Fontaine y Marino - GALERÍA Venus y Adonis en la Pintura (2)






Introducción

.....Sobre aquellos mimbres clásicos citados en el anterior post, sobre todo Ovidio, William Shakespeare compondría su primer gran poema narrativo, Venus and Adonis, en 1593. Parece ser que su composición tuvo lugar en uno de los "parones" que la temporada de teatro hubo de sufrir como consecuencia de las periódicas epidemias de peste que asolaron Londres (y Europa) a finales del siglo XVI. Un Shakespeare de 28 años alcanzaría la fama con éste y con el siguiente poema narrativo, The Rape of Lucretia; una fama que, además, le reportaría más dividendos que su obra dramática, con ser ésta la que a la postre le diera más imperecedera celebridad.
.....Venus and Adonis está escrito en sexta rima, es decir, en estrofas de seis versos pentámetros yámbicos, siguiendo el esquema ABABCC; o, dicho de otra forma, el último serventesio y el dístico final de un soneto isabelino. Consta de 199 estrofas, o, lo que es lo mismo, 1194 versos.
....En cuanto al contenido, vemos que el Bardo coloca como protagonista principal a Venus, que lleva la voz cantante en 73 estrofas, por 17 en que interviene Adonis; las restantes 109 desarrollan una narración en tercera persona, bien referida a la diosa del amor, bien al bello cazador imberbe o bien a consideraciones de tipo genérico o conceptual, alegórico, alusivo o analógico.

.....Si The Rape of Lucretia era eminentemente un poema trágico, aquí tenemos otro de un carácter si no diametralmente opuesto, pues Adonis debe morir al final, sí de un tono más ligero y desenfadado, en ocasiones hasta más digno de una comedia que de un drama. Sobre todo la primera parte, en que Venus poco menos que se presenta como una empalagosa besucona queriendo seducir a un muchacho casi niño. Se nos hace difícil contemplar en ese personaje tan melífluo con que Shakespeare nos pinta a Venus, a la diosa todopoderosa del Amor, esa voluptuosa y seductora mujer sin rival cuando de amar se trata. Diosa que sedujo a Ares/Marte, a Hermes/Mercurio, que trajo por la calle de la amargura a Hefestos/Vulcano, su marido, esa por la que tantos suspiraron (y suspiran) y que tantas vidas y honras se cobró, la vemos aquí, ahora, sometida al desdén por un rapazuelo, superlativamente bello, eso sí, pero imberbe, un simple cazador criado por la Náyades, por mucho que fuera hijo de su abuelo, Cíniras, rey de Chipre (patria, por otra parte, de la Cípria, Venus).

.....Es admirable cómo el Bardo ha conseguido desarrollar un tal poema con tan escasos datos (los reflejados en las Metamorfosis de Ovidio, incluidas las dos partes: amores de Venus y Adonis, y muerte de éste, no llegan a 100 versos; concretamente, son 56 los versos dedicados a los amores de los amantes, y 31 versos a la muerte de Adonis). Es, el de el Cisne del Avon  un poema sobre el amor y su circunstancia, su consecuencia o su inconsecuencia; es un poema bucólico y a la vez intimista (aunque no llega al nivel introspectivo que desarrollará Shakespeare un año después en The Rape of Lucretia); y también es un poema sobre la mujer, sobre la mujer enamorada, y es sorprendente, así mismo, esa capacidad del poeta para meterse bajo la piel femenina, y hacerse uno con ella. Al lado de Venus, el personaje de Adonis resulta casi antipático, poco más que un hermosísimo pánfilo adolescente (sin granos en la cara) que no piensa sino en el juego de la caza y los amigos, desdeñando a toda una diosa del amor, a toda una voluptuosa y bella mujer en sazón que quiere entregarse a él sin conseguirlo (y aquí, la ya apuntada diferencia entre Lucretia/Tarquino y Venus/Adonis: la diosa del Amor nunca hará uso de la violencia para obtener sus fines, aunque sí de todo su poder de persuasión y seducción).

.....Seguidamente trasladaré una selección del poema, a modo como ya se hizo con anterioridad con The Rape of Lucretia, extrayendo de él las estrofas que crea convenientes para realizar una muestra suficiente de esta temprana, pero ya maestra, obra del más grande de los rapsodas en lengua inglesa. El poema empieza con la acción ya comenzada (como sucedería en el caso de Lucretia): Venus herida sin querer por la flecha de su hijo, Cupido, ha caído perdidamente enamorada de Adonis.
....Solamente añadir un dato curioso --y morboso: parece ser que este poema, cuyo primer ejemplar se vendió a seis peniques, en junio de 1593, solía figurar en los aposentos privados de las mujeres tímidas y muchachas inglesas más liberales en la época isabelina, como manual de lectura erótica; incluso, parece ser, era frecuente encontrarlo en las alcobas de las prostitutas como estimulante literario a su comercio carnal. En resumidas cuentas, que tuvo una bien ganada fama de texto licencioso. Comprobaremos que, salvando las distancias de una época tan diferente a la nuestra, razón no les faltaba a quienes lo tacharan de tal, sobre todo en su primera parte. 

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VENUS y ADONIS* 
William Shakespeare

.....La obra podría dividirse, de forma artificial, en cuanto a la temática, en tres grandes bloques:
1º. Desde la estrofa 1ª hasta la 98ª, en la que se desarrolla el juego de seducción de la diosa, al que responde Adonis con el desdén; Venus conseguirá, al final, un leve e insuficiente premio a su tesón amoroso. Exaltación del amor.
2º. Desde la 99ª hasta la estrofa 136ª, en que Adonis parte, separándose de Venus; sería un interregno, donde la diosa previene a Adonis de los presagios funestos para el día siguiente si se obstina en ir a cazar el jabalí; intenta retenerlo, pero no lo consigue. Sombras sobre el amor.
3º. El bloque final (estrofas 137ª-199ª), que desembocará en la muerte de Adonis, y la condolencia de Venus. Lamento del amor.
En estos tres bloques pueden establecerse a su vez diversas divisiones, atendiendo al contenido y desarrollo de la acción.

.....Dentro del Bloque 1º, la primera parte la constituyen las 43 primeras estrofas, en las que Venus corteja a Adonis, lo intenta seducir, para ello utiliza las armas de mujer: su encanto físico y su desparpajo verbal, la insinuación, el ofrecimiento, la lisonja; le expresa la lógica del amor y la de la naturaleza, de la que él, Adonis, tanto ha recibido y a la que se debe, para restituirle, por vía del amor y la generación, los dones recibidos. Es un derroche de femineidad la que aquí se hace, y de desdén por parte del efebo. Se podría decir que a todo cerdo le llega su San Martín, y a Venus, con adonis, le llegó en forma de un amor no correspondido.

....Comienza el poema abruptamente, con Venus ya prendada de Adonis que lo aborda como un osado galán en trance de cortejar a su dama; su boca un aspersor de miel:

.....«Tres veces más hermoso que yo misma, 
la flor más primorosa y sin igual,
más bello que ninfas y que un hombre,
más blanco y rojo que paloma o rosa:
al crearte Natura, en lucha interna,
dijo que con tu vida acaba el mundo.
[st 2]

»[...]
Ven a donde no silba la serpiente,
que sentado te asfixiaré con besos;

»más no daré a tus labios el hartazgo,
sino que hambre tendrán en su abundancia,
ya pálidos, ya rojos, alternándose:
diez besos como uno, uno cual veinte.
Un día estival semejará una hora
gastada en este gozo contra el tiempo.»
[sts 3, 4]

Y, tras tirarlo de la  montura, él bufando y ella acariciando, tal parece...

Como un águila hambrienta, ávidamente
desgarra con su pico pluma y carne,
alas batiendo y devorando rauda
hasta llenarse el buche o huir la presa,
así besó su frente y sus mejillas,
y allí donde termina recomienza.
[st 10]

Él se resiste, forcejea; ella, hiedra, multiplica brazos, diluvia besos...

Ella implora, e implora bellamente,
pues a un hermoso oído se dirige.
Aún está mohíno y cabizbajo,
grana de vergüenza y lívido de ira.
Rojo ella lo ama más y, blanco,
aumenta su pasión con más deleite.

No importa qué haga él, ella lo ama
[...]
[st 13, 14]

Ella le implora un beso, él amaga con dárselo, pero retira los labios cuando ella está presta a estampar los suyos, lo que le hace decirle:

«Lo mismo que ahora a ti, me cortejaron;
el mismo dios horrible de la guerra
que nunca en la batalla se inclinó,
y en toda liza triunfa donde vaya;
mas él, que fue mi esclavo y mi cautivo,
rogó lo que tendrás tú sin pedirlo.
[st 17]

Para volver a solicitarle el beso:

»Roza al menos tus labios con los míos,
que aunque no tan hermosos sí son rojos;
el beso, igual que mío, será tuyo.
¿Qué miras en el suelo? Alza la frente.
Admira en mis pupilas tu belleza:
¿por qué no en labios labios, cual ojos?
[st 20]

Estrofa de una gran belleza alusiva: labios mirándose cual ojos, reflejados los unos en los otros.
Aquí, seguidamente una alusión al carpe diem, tan caro a los barrocos (y a los románticos), como nuestros Góngora, Lope o Quevedo:

«Con labios tentadores, primavera
inmaduro te muestra, mas sabroso.
No pierdas ocasión, exprime el tiempo;
lo hermoso jamás debe en sí extinguirse.
Si a tiempo no se coge, la flor bella
muy pronto se consume y se corrompe.
[st 22]

Después se pone en valor ella misma, haciéndole ver, por si él no se diera cuenta (quizá porque ni la mira, sonrojado), que es la diosa del amor, Venus, la más bella de las diosas, quien se le ofrece. Le dice a Adonis que pida por esa boca y ella estará presta a conceder. Para después, reconvenirle, aludiendo a Narciso, que por amarse a sí mismo acabó siendo su propia víctima, indicándole...

»La tea ha de alumbrar, lucir las joyas,
usarse la beldad y los manjares,
las hierbas aromar, multiplicarse:
lo que para sí crece de sí abusa,
el grano engendra grano, así lo bello,;
fuiste engendrado, y engendrar tú debes.
[st 28]

Así le recrimina la divina que no haga uso de su más vistoso talento, su más preciado don: su belleza, para engendrar con ella en la belleza (que ella, Venus, es en grado superlativo). 
Mas Adonis (ya se nos va haciendo realmente antipático, por no decir estúpido) sigue en sus trece, ninguneando los intentos de Venus por incitarle al amor. Hasta que la diosa, pese a su encandilamiento no se corta a la hora de echarle en cara su postura inconsecuente:

»¡Fuera, imagen sin vida, piedra fría,
ídolo bien pintado, efigie muerta,
estatua que tan sólo place al ojo,
cual hombre en la apariencia, no engendrado!
No eres un hombre aunque su aspecto tengas,
que el hombre besa y sigue sus impulsos.»
[st 36]

Pero el pánfilo intenta zafarse, ella lo apresa, él rebufa, ella lo besa... Y ahora el poeta, en sus dos siguientes estrofas, eleva la temperatura alusiva, por boca de una incitante Venus...

«Ya que te tengo aquí, cariño mío,
dentro de este cercado de marfil,
seré tu parque, y tú serás mi ciervo:
en monte o valle pace donde quieras;
pasta en mi boca, y si el alcor se seca
desciende hasta las fuentes del placer.

»En estos pagos hallarás alivio,
dulces pastos y llanuras amenas,
cerros redondeados, amenas explanadas,
refugio de tormentos y de lluvias:
sé tú mi ciervo, pues que soy ese coto,
no te hostigarán perros aunque ladren.»
[sts 39, 40]

Ante este derroche de verbosidad excitante, de voluntad ofrecida, Adonis, por fin, sonríe. Y al sonreír, aviva más la llama, pues dos hoyuelos se dibujan en sus mejillas, lo que le hacen aún más arrebatador a ojos de la diosa (y de cualquiera): Si loca estaba Venus, ahora rabia //  [...] // Pobre reina del amor, de tu ley víctima, // ¡amar una sonrisa que te humilla [st 41].

Es el momento en que aparece la escena de los equinos. Una segunda parte de este Primer Bloque (estrofas 44-54). Una joven yegua salvaje sale del bosque, y fijándose en el bello y recio corcel de Adonis, lo cita y lo incita, lo reclama, cabrioleando y relinchando. Éste, que la ve, rompe las riendas que lo ataban a un árbol y hacia ella que se va...

Imperioso relincha, se encabrita,
y desgarra la tela de sus cinchas,
lastima con sus cascos a la tierra,
cuyo vientre retumba como un trueno,
el bocado de hierro hace papilla,
domina lo que a él lo dominaba.
[st 45]

Es decir, se comporta como lo que es: un donoso y brioso corcel a la vista de una hermosa y joven yegua: ningunea las cinchas con que el hombre le sujeta, abjura de toda atadura, se olvida de su amaestramiento, ya no es un bruto sometido, sino un potente garañón ante una hembra insinuante. Aquí el poeta nos da a entender el contraste entre la actitud del noble caballo, que incluso domesticado, antepone la voz de Natura a cualquier otra condición; y la actitud de Adonis, que, siendo libre, renuncia a actuar en concordancia con lo que Natura espera de él.
La escena finaliza con el caballo desapareciendo, en un alarde de discreción, en el bosque tras la yegua. Adonis, iracundo, ve como el medio para su huida se esfuma. Venus aprovecha la ocasión, y vuelve a la carga; le pone como ejemplo a su caballo; y porfía en su meliflua actitud cariñosa, cogiéndole la mano. En las siguientes estrofas, dignas de un objetivo indiscreto, reconocemos una situación familiar:

Lo toma suavemente la mano,
un lirio preso en cárcel de alba nieve,
o marfil incrustado en alabastro:
tan blanca amiga a su enemiga blanca
rodea en lid hermosa, que parecen
dos palomas de plata que se pican.

«Devuélveme la mano», dice él.
«Y tú a mí el corazón», ella responde,
«no se vuelva de acero como el tuyo
y los tiernos suspiros no lo graben.
Los lamentos de amor ignoraría
si el corazón de Adonis lo acerara.»
[sts 61, 63]

Venus le recomienda a Adonis que aprenda de su caballo, a tomar el placer que se le ofrece. «Aprende a amar, la lección es fácil // y una vez que se aprende no se olvida.», le dice, consejera. Pero Adonis, como un crío, que lo es, inmaduro, responde:

«Ni sé», contesta él, «ni saber quiero,
si no es un jabalí, para cazarlo.
No deseo deber tamaño préstamo.
Lo que amo del amor es zaherirlo,
pues he oído que es la vida en muerte,
y ríe y llora con un mismo aliento.
[st 69]

Después hace Adonis una exposición en su defensa de su inmadurez, impropia para darse ya al amor. Y tras demostrar su firmeza la conmina a que lo deje en paz. Y la voz, la bella voz, del bello mozo, a tono con su imagen, enerva aún más a la diosa, y la enamora más perdidamente si cabe. 

Mas, viendo Venus que él está decidido a irse, y salir a cazar el jabalí a la mañana siguiente, finge un desvanecimiento (arma de mujer), que induce al muchacho a intentar reanimarla: pellizcos en las mejillas, caricias en el rostro, e incluso le da un beso, lo cual la reanima al instante. Es la tercera parte del Primer Bloque. Hasta la estrofa 90 una Venus alígera, embargada por el beso de Adonis, se deshace en líricas consideraciones...

»¡Oh, tú que me mataste, hazlo de nuevo!
Tu duro corazón dicta a tus ojos
las tretas de desprecio, y tal desdén, 
que al pobre mío lo han asesinado;
los míos, fieles guías de su reina,
de nuevo ven por tus piadosos labios.

»Puros labios impresos en los míos,
¿Qué he de acordar para seguir sellada?
A venderme a mí misma accedería
si tú adquieres y pagas, con buen trato.
Para evitar deslices, si me compras,
pon tu sello en mi cera carmesí.

»Cómprame el corazón: dame mil besos
y págalos despacio, uno por uno.
Pues diez cientos de roces, ¿qué te cuestan?
Si no pagas y el débito se dobla,
¿veinte cientos de besos son molestia?»
[sts 84, 86, 87]

El efebo se ablanda (tanto va el cántaro a la fuente...) y comete el error de ofrecer un beso de despedida a Venus si lo deja marchar. Ésta accede, y es ese beso llama que acaba templando, si ligeramente, al frígido adolescente. Así nos lo cuenta, bellamente, el poeta:

»Buenas noches diré, y decidlo vos. 
Si así decís, recibiréis un beso.»
«Buenas noches», dice ella, y antes que adiós
él responda, se cobra el dulce precio:
ella abraza su cuello tiernamente,
y se funden  en uno, un solo rostro.
[st 90]

Seguirá una escena amorosa en que ella, literalmente, se lo come a besos y caricias, hasta la estrofa 98, en que él la recuerda que debe levantarse temprano para ir a cazar el jabalí con sus amigos...

.....La primera parte del Segundo Bloque, interregno y paréntesis de la efusividad amorosa, comienza en la estrofa 99, donde Venus se lamenta de su destino --que presagia fatal-- y le previene contra las fieras, especialmente contra el jabalí, y le censura su frialdad, y que no atienda la llamada del amor, escuchando más la de la caza.

«[...]
Oh, sé prudente, no sabes lo que es
a punta de venablo herir a un puerco
que siempre está afilando sus colmillos
igual que un matarife sanguinario.

»En orden de batalla sobre el lomo
porta erizadas picas enemigas;
sus ojos son luciérnagas si rabia;
a donde va su hocico cava tumbas:
con ira embiste todo en su camino
y a quien embiste matan sus colmillos.
[sts 103, 104]

.....La segunda parte de este Segundo Bloque, interregno y preámbulo de la tragedia, da comienzo en la estrofa 129, a partir de aquí, y hasta la estrofa 135, Adonis, harto, ya de las zalamería de Venus, toma la palabra y, tras censurar la lujuria de Venus, reprochándola que para él el amor es otra cosa que el festín de los cuerpos, y que, además, el suyo, su cuerpo, aún está sin acabar de formar, se despide y la deja; esto sucede en la estrofa 136.
Así diferencia un metafísico Adonis el Amor de la Lujuria (que encarna Venus, según él):

»Como el sol tras la lluvia es el Amor;
tempestad tras el sol es la Lujuria;
la primavera de él siempre es lozana,
pero el invierno de ella es en estío;
Amor no se harta; ahíta ella perece;
él es verdad, mentiras la Lujuria.
[st 134]

.....Comienza el Tercer Bloque en la estrofa 137, con Venus lamentándose de la separación; lamento que la acompañará toda la noche (hasta la estrofa 144). Es la parte del fatum y la lamentatio. Adonis, siempre presente en la ausencia, sólo aparece consumado su destino.
.....Ya al alba solicita a Apolo que custodie a su amado, y que vele por él. En la estrofa 145, la diosa escucha ruido de caza, ladridos de perros, jalear de voces. Los sentidos le desfallecen, se le turban, ella con ellos habla, intentando calmarlos. Y  en la estrofa 150 ve al jabalí con el hocico ensangrentado...

Así se queda, inmóvil, temblorosa,
hasta que, por dar ánimo, les dice
que es una fantasía sin motivo
y un infantil error el que le asusta;
les ruega que no tiemblen y no teman;
y dicho esto, ve al jabalí acosado,

cuya jeta espumosa, enrojecida,
cual leche y sangre juntas al mezclarse,
nuevo terror extiende por sus nervios,
y hace que corra sin saber adónde.
Escapa por allí, mas se detiene,
y vuelta atrás lo acusa de asesino.
[sts 149,150]

Se asusta, corre, busca, pero no haya, maldice a la muerte por quererse llevar lo bello. Al oír voces y el cuerno de caza a lo lejos, se quiere convencer de que no se trata de Adonis. Se disculpa ahora ante la muerte por haberla zaherido anteriormente... y va flotando más que corriendo con la esperanza de ver a su amado vivo, pero... lo ve tendido, en un charco de sangre, los funestos presagios cumplidos, es la estrofa 172.

Como halcón al señuelo se dirige;
tan leve pisa que no inclina la hierba,
y en medio de su prisa observa, mísera,
que el verraco venció sobre su bien;
muertos por la visión sus ojos huyen
como astros que ante el día se avergüenzan;

o como el caracol, rozado el cuerno,
se encoge en la caverna de su concha,
y allí, bien replegado, queda en sombras
antes de que salir ose de nuevo,
al ver la sangre de él hunde sus ojos
en las oscuras chozas de su cráneo.
[sts 172,173]

.....Desde aquí hasta el final --estrofa 199--, se sucede el desconsolado lamento de la diosa, y la maldición sobre el amor, instaurando, a partir de ese momento, el dolor junto al amor, los celos y el sufrimiento que Amor conlleva:

»Y pues has muerto tú, ahora predigo:
el dolor y el amor irán unidos,
y a éste escoltarán siempre los celos,
dulce al comienzo y al final insípido;
no será equilibrado, que, alto o bajo,
mayor que su placer será su angustia.

»Será voluble, vano y veleidoso,
capullo que en un soplo se marchita;
en el fondo veneno, recubierto
con dulzura que engaña al más sagaz;
al más fuerte lo hará ser el más débil,
al sabio mudo, más locuaz al necio.
[sts 190,191]

Y así sigue, en este tenor, describiendo lo que Amor será a partir de entonces. Acabada, por tanto, la Edad de Oro, donde Amor significa sólo disfrute, exaltación gozosa de la vida. Venus está proclamando aquí el advenimiento, sin solución de continuidad, de la Edad de Hierro del Amor.

»Cizaña sembrará entre el hijo y el padre,
será causa de guerras e infortunios,
fiel servidor de todas las discordias,
como es la leña seca para el fuego.
Pues la muerte a mi amor quiebra tan joven,
no han de gozar su amor quienes más aman.»
[st 194]

Y es en la estrofa 195 que acaece la transformación de Adonis en flor, tras verter sobre la sangre de éste la diosa sus lágrimas.

El niño que a su lado allí yacía,
se esfumó como un vaho de su vista,
y de su sangre en el suelo esparcida
fue a brotar una flor púrpura y blanca
semejante a la sangre que manchaba
el blanco de sus pálidas mejillas.
[st 195]

Ella se agacha por oler la flor recién nacida, y su aroma lo campara al aliento de Adonis. La bendice y tronchandola por el tallo, de éste corre la savia cual gotas que le hacen recordar la progenie de la cual desciende (su padre, Cíniras, y su madre, Mirra).
Tras esto, ella subirá al carro uncido con palomas (en esta versión Shakespeare cambia los cisnes de Ovidio por palomas, que también son símbolo del amor y alternan con aquéllos el tiro del carro cíprio) y se irá a Pafos, donde se retirará en señal de duelo.

Hastiada ya del mundo, ella se aleja
y unce sus palomas, que transportan
por el cielo vacío a su señora
en su ligero carro, y lo conducen
hasta Pafos, lugar donde su reina
desea confinarse y no ser vista.
Fin

* El texto de Venus y Adonis que aquí se cita corresponde a la traducción que del original, en la edición de Katherine Duncan-Jones para la colección Arden Shakespeare, ha realizado Antonio Rivero Taravillo, y que está incluida en la obra Poesía Completa [de William Shakespeare], para la Biblioteca de Literatura Universal (Ed. Almuzara - Espasa).

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VENUS Y ADONIS 
en otras literaturas
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L'Adone (1623)
Macro poema mitológico el del preciosista Marino, uno de los más largos en la lengua italiana (que incluye algunos de los poemas más extensos nunca escritos), con 40.984 versos, dispuestos en 5123 octavas reales, y dividido en veinte cantos. Está dedicado al rey de Francia, Luis XIII.
Poema indefinible, indescriptible, e inclasificable, pues aprovecha el tema --los amores de Venus y Adonis-- para realizar un repaso por numerosos mitos (el Juicio de Paris, Cupido y Psiqué, Narciso y Eco, Polifemo, y muchos otros). Además re-escribe fases de la Divina Comedia del Dante, de Ariosto, de Tasso y de la literatura francesa de su tiempo. Por ende, no deja de dar cuenta de los últimos descubrimientos científicos y hallazgos geográficos y botánicos. Todo este esfuerzo de re-elaboración de lo ya escrito, junto a la ímproba tarea de glosar el mundo alrededor --contemporáneo a él-- y hacerlo de una forma impecablemente rítmica y lírica, convierte a L'Adone en una especie de enciclopedia poética.
En cuanto a la estructura temática o de contenido, está dividido en tres partes: la primera, Adonis y Venus se enamoran por medio de Cupido; la segunda, trata de los amores y goces de ambos; y la tercera, relata la muerte de Adonis y el lamento de Venus (Wikipedia)

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Jean de La Fontaine
Adonis (1650)
Poema heroico el del fabulador francés, alejado del tono didáctico de sus fábulas y cuentos. Consta de 604 versos alejandrinos, rimados en forma de dísticos (pareados), muy propios de, y comunes en, la lengua gala. Dedicado a su patrón, Nicolas Fouquet, marqués de Belle-Île, vizconde de Melun et Vaux, Ministro de Finanzas en época del Cardenal Mazarino.

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GALERÍA

Venus y Adonis en la pintura 
2. Venus y Adonis (2). La Muerte de Adonis

Pietro Testa, 1635
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Simon Vouet, 1642
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Simon Vouet, 1642
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Christiaen Van Couwenbergh, 1645
.
Jacob Adriaens Backer, 1650
.
Filippo Lauri, 1650's
.
Nicolas Mignard, c 1650
.
Ferdinand Bol, 1658
.
Ferdinand Bol, 1658
.
Jacob Jordaens, 1593-1678)
.
Theodoor van Thulden (1606-1669)
.
Johannes Verkolje, 1680's
.
Jonas Akerstrom (1759-1795)
.
Jonas Akerstrom (1759-1795)
.
Marcantonio Franceschini, 1692-1709
.
Sebastiano Ricci, 1705-1706
.
Carlo Cignani, 1711
.
François Lemoyne, 1729
.
Sebastiano Ricci, 18th Century
.
Jacopo Amigoni, 1730's
.
Jacopo Amigoni, 1740
.
Jacopo Amigoni, 1740
.
Jacopo Amigoni (1682-1752)
.
Jacopo Amigoni (1682-1752)
.
Jacopo Amigoni, (1682-1752)
.
Charles-Joseph Natoire, c 1750
.
Jean François de Troy (1679-1752)
.
Simon Ravenet after a Veronese painting (engraving), c 1765
.
Pyotr Sokolov, 1782
.
Angelica Kauffmann, 1786
.
Augustin Van den Berghe, 1756-1836)
.
Pierre-Paul Prud'hon, 1800
.
Study for Venus and Adonis, Pierre-Paul Prud'hon, c 1800
.
Pierre Guerin, after 1800
.
Joseph Paelinck, 1781-1839
.
The Awakening of Adonis, John Williams Waterhouse, 1899
.
Venus and Adonis ~ Sidney Harold Meteyard
Sidney Harold Meteyard, 19th Century
.
Venus and Adonis    by Georges Barbier
Georges Barbier, 1st half 20th Century
.

THE DEATH OF ADONIS
.
Sebastiano del Piombo, 1511-1512
.
Luca Cambiaso, 1565-1569
.
Marten de Vos, 16th Century
.
Frans Floris, 16th Century
.
Jacopo Zanguidi Bertoia (1544-1573)
.
Peter Paul Rubens, 1614
.
 Thomas Willeboirts, (called Bosschaert), c 1642
.
 Thomas Willeboirts, (called Bosschaert), c 1642


 Thomas Willeboirts, (called Bosschaert), c 1642 (detail, specular)
.
 Thomas Willeboirts, (called Bosschaert), 1st half 17th Century (detail)
.
Venus weeping over Adonis, Nicolas Poussin, 1626
.
Giuseppe da Ribero Lo Spagnoletto (1591-1652)
.
Venus and Cupid lamenting the Dead of Adonis, Cronelis Holsteyn, 1655
.
Venus and the Death of Adonis, Ludovico Geminiani, 1678
.
Venus anointing the Dead AdonisMarcantonio Franchesquini, 1648-1729
.

Giovanni B. Gaulli Il Baciccio, 1683-1685
.
Luca Giordano (1632-1705)
.
Adonis changé en anémoneNicolas-Bernard Lépicié, 1771
.
Venus y la muerte de Adonis, Francisco de Goya y Lucientes, 1800's
.
Benjamin West (1738-1820)
.
Lament for Adonis. 1922. William Russell Flint. Scottish. 1880-1969. watercolor.  http;//hadrian6.tumblr.com
Lament for Adonis, William Russell Flint, 1922
.
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