viernes, 21 de noviembre de 2014

La perspectiva del androide (IV) - GALERÍA: DE ALAS Y FLORES: Ohara Koson (2)






Negarse a mancillar o pervertir la más pura manifestación de la belleza,
erigirse en mártir de su causa, aceptar un destino heroico por defender su honor,
convertirse en paladín de sus esencias, ése es el cometido que yo mismo me he impuesto.
No teniendo en esta vida otro objetivo que mejor case con mi naturaleza y mi carácter,
a él me aboco y en él me enfoco: todo lo demás se convierte en accesorio, en medio,
útil o herramienta para alcanzar ese, no ya principal, sino único propósito.
[Lema grabado a fuego en mi alma: "Es la belleza, estúpido"]
Sobre la belleza de las cosas. Héctor Amado


La perspectiva del androide

IV


.....Ahora es necesario, en esta cuarta y última entrega de la Perspectiva del androide, que dé un último dato, una postrera razón, determinante para llegar al convencimiento de que yo sea algo distinto a un ser humano y, en cambio, algo más semejante a un androide: la hipersensibilidad que me caracteriza —como una suerte de superpoder— no está ligada a una condición de debilidad, ya sea de carácter o físico, que suele ser lo característico del ser humano con sensibilidad acusada. Quien, entre la humana condición, posee un temperamento sensible o un cuerpo sensible, suele adolecer de fortaleza de ánimo, de dureza ante la adversidad. Aplicar el término "sensible" a alguien suele ser sinónimo de delicado, endeble, frágil, cuando no directamente de enfermizo. Nada de esto se cumple en mí. No, al menos, de una forma tan evidente.

.....Poseo (he heredado o se me ha dotado de ello) un acusado sentido de independencia y autogestión, una poderosa tendencia al hágaselo usted mismo y una voluntad a prueba del dolor o del sufrimiento. Junto a la hipersensibilidad inhumana que forma parte de mi naturaleza (¿de androide?), e íntimamente unida a ella, detento una decidida pulsión hacia la autonomía y la suficiencia. Más que fortaleza de ánimo lo llamaría firmeza en la convicción de lo que soy, pese a todo, incluso pese a mí mismo. Ser capaz de sentirlo todo y no sucumbir por ello: eso me convierte en androide. Estar sometido constantemente al bombardeo de lo bello y no resultar arrasado, devastado, aniquilado, eso me hace inhumano. Cualquiera —humanamente normal— que estuviera expuesto a una ínfima proporción de los estímulos que a mí me llegan acabaría desquiciado de los nervios... ¿Por qué, entonces, yo no sucumbo? ¿Qué me mantiene en pie? ¿Cómo es posible que siga cuerdo y, por añadidura, que incremente mi grado de lucidez constantemente? Sólo hay una explicación: mi verdadera naturaleza no es humana, antes bien, se asemeja más a la de un androide.

.....Así como el paradigmático guerrero-poeta, que tan pronto —y tan hábilmente— maneja la espada como la pluma, mi ambivalencia es capaz de maridar con éxito una sensibilidad exacerbada —en lo sensorial y físico tanto como en lo emotivo— con una orgullosa firmeza en la actitud ante la vida. No me tiembla el pulso (aunque se me estremezca el alma) a la hora de avanzar hacia lo que tiene todos los visos de ser una debacle anunciada. Yo quizás no tenga, como Roy Batty, una fecha de caducidad inmediata, pero sé que esta naturaleza mía está reñida con la supervivencia a cualquier costa. Si tal cosa pudiera ocurrir (extremo que dudo), sólo podría darse por una especie de enajenación del androide que soy para caer en un estado de postración humanoide; sólo perdiendo el juicio que me mantiene con el viento en popa, sólo a costa de una galerna tal que me desarbolara por completo, podría quedar vagando a la deriva de una pretendida normalidad.

.....Si un día dejase de sentir como siento, si un día mi sensibilidad quedara embotada, si mi capacidad para percibir lo bello quedara condicionada, si ello sucede será porque he dejado de ser quien soy. Y siendo ya otro no tendría responsabilidad alguna sobre el androide que habría dejado de ser. Pero, permitidme que dude de tal cosa: que tal estado de enajenación pueda acaecer y cogerme por sorpresa, me refiero: yo no lo permitiría, antes dejaría escapar mi alma subsumido en el vuelo de una paloma. Como muy acertadamente dice la aparente tautología: antes morir que perder la vida. Antes la ganancia (aunque el premio sea la muerte) que la pérdida (sobre todo si es la vida lo que ha de perderse; una vida digna, claro está).

.....Como puede comprobarse, nada de debilidad en mi sensibilidad, nada de fragilidad en mi delicadeza, nada de cobardía en mi sentimentalismo. ¿No me hace esto inhumano? ¿No me asimila a un ser semejante a un androide, en todo igual pero esencialmente distinto a un hombre?
.....Es esta ausencia de miedo (sólo temo no llegar a ser, con la autenticidad que siento que debo ser) la que por momentos (esos momentos de duda infinita, de agonía en el monte de los olivos, de definitiva lucha bajo la higuera) me inquieta y me hace temer... Contradicción que no puedo evitar y que no sé resolver: me causa temor la ausencia de miedo

.....Ningún fin encontraría yo más apropiado que el de disolverme en mi propio sentir. Morir disuelto en el mismo exceso de una sensación superlativa, desaparecer convertido en la misma belleza que embelesa, dejar de ser algo por fundirme con todo: ese debería ser mi fin, el que anhelo, con el que sueño, el que creo haberme ganado —y el que me esforzaré por seguir ganando— al aceptar de tan buen grado un destino tan expuesto e incierto: ¡Lástima que [ella] no pueda vivir! ¿Pero quien vive?

...a lo concreto
.....Quedarse prendado por la delicadeza y sensibilidad de estas estampas de esquemática belleza, arrobado por la emoción que diseños tan minimalistas, casi de cómic, me provocan, es, cuando menos, infrecuente. Y reitero aquí lo que vengo diciendo en los anteriores posts: Ohara Koson (o Shoson, o Hoson, según el editor para quien firmase sus obras), no figura entre los más eximios artistas del ukiyo-e (cuya terna cimera la forman Utamaro, Hiroshige y Hokusai, completada con el eneigmático Sharaku), pero sí puede figurar al lado de un grupo de excelentes artistas entre los que destacan Eisen, Eizan, Harunobu, Kunisada o Kuniyoshi.

.....Vuelvo a apuntar aquí que el inconveniente de Koson es su especialización en la modalidad kacho-e, o pinturas de la naturaleza, preferentemente flora y fauna. Su producción en las otras modalidades es testimonial, lo que, si le priva de verse encumbrado a lo más alto, no le exime de ser reconocido por su depurada habilidad en su estilo.
.....En este segundo post dedicado a De Alas y Flores, vemos una mayor presencia de flores y plantas, como también es mayor la representación de las aves más pequeñas, ya sean gorriones, golondrinas, papamoscas, martín pescador, faisanes, urracas, carboneros, camachuelos, codornices, etc., y otra serie de pequeños pájaros no identificados, así como una pequeña selección de alas sin plumas, es decir, de insectos (mantis, libélulas, luciérnagas).
.....En casi todos los casos existe una asociación ave/insecto-planta/flor. Curiosa la asociación del granado a la cacatúa, como no sea para incluir el color cálido por antonomasia, el rojo, como complemento y contraste al blanco del ave y el negro del fondo (en las cuatro reproducciones que así lo tienen). Fantástica, así mismo, por no decir fantasmagórica, la silueta de los murciélagos a la luz de la luna llena (digna del romanticismo expresionista alemán de un Johann Heinrich Füssli).




GALERÍA

DE ALAS Y FLORES
(2)

Ohara Koson (Shoson)
1877-1945

GORRIONES


Gorriones y Glicinias (Wisteria)
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Gorriones y Begonias bajo la lluvia
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Gorriones sobre una Nandina (Bambú Sagrado)
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Gorriones por encima de una rama nevada de Ciruelo en Flor
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Gorrión y Hortensia (Hydrangea)
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Gorrión sobre rama de Ciruelo
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Gorrión y cañas de bambú
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Gorriones y Cerezo en flor
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Gorriones en un Arce
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Gorrión y Lirio blanco
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Gorrión sobre espantapájaros
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CACATÚAS

Cacatúa sobre un Granado
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Cacatúa en un Granado
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Cacatúa en una barra roja
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Dos Cacatúas sobre una barra roja
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Papagayo y Ciruelo florecido
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MARTÍN PESCADOR


Martín Pescador sobre un tocón nevado
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Martín Pescador sobre un tocón nevado
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Martín Pescador e Iris
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Iris y Martín Pescador
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Martín-Pescador con flor de loto
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VARIOS

Papamoscas y Vid Roja
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Papamoscas y Glicinia (Wisteria)
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Papamoscas blanquiazules en la nieve
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Papamoscas y Araña
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Dos Faisanes
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Faisán en vuelo
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Faisanes en la nieve
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Faisanes
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Dos Faisanes en la nieve
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Faisán
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Pavo Real y Pava sobre una rama
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Pavos Reales
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Dos Palomas
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Tres Palomas
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Dos Bombicílidos o Ampelis
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Ampélido japonés
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Dos picocanos japoneses (ampelis) en otoño
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Cuco en una tormenta
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Cuco volando ante la Luna Menguante
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Cuco
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Urraca y Magnolias blanca y rosa en flor
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Alondra (Calandria) y Melocotonero florecido
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Colibrí y Judías Verdes
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Tres Chorlitos y Luna Creciente
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Miná (Gracula Religiosa, Sub. Indica)
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Pájaro cantor (Paseriforme) y Loto
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Trepador o Sita (Sittidae) sobre un Caqui 
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Dos Carboneros o Herrerillos sobre un Cerezo en flor
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Pinzón y Campanilla
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Camachuelo sobre rama de Ciruelo
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Camachuelo sobre rama de Ciruelo
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Azulejo y Magnolia
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Canario y Rosas
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Estorninos en vuelo
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Lavandera (Aguzanieves) y Loto
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Ave del Paraíso  y Cerezo en flor
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Cormorán
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Gaviotas sobre las olas
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Polla de agua
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Polla de agua
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Curruca en invierno
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Codorniz y flores azules
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Codorniz y flores azules
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Carboneros en un Arce
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Kacho-e, uncut set 1
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Pájaro y Fruta de la Pasión
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Pájaro y Camelia
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Pájaros y Vid Roja
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Pájaro y Ciruelo
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Pájaro en una rama de Forsitia
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Dos pájaros en una rama de Glicinia Blanca
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Cinco Pajaritos sobre una rama de encina
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Arce Rojo y Tres Pájaros
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Pájaro cantando sobre rama de ciruelo en flor
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Pájaro e Insecto
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Murciélagos volando a la luz de la luna llena
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Glicinia y Abeja
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Libélula y Loto
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Cigarra en un sauce
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Luciérnagas
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Mantis Religiosa y Luna Llena
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Mantis Religiosa y Luna Llena
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