viernes, 12 de febrero de 2016

La Transgresora (VI) - GALERÍA: Vladimir Dubossarsky / Alexander Vinogradov: En Femenino (2)




¿Puede concebirse, existir, un amor sin erotismo?
¿Puede amarse a alguien sin que ello suponga la búsqueda de una satisfacción compartida?
¿Puede esa satisfacción pertenecer al exclusivo ámbito del espíritu o al de la carne?
¿Puede existir, siquiera, dicotomía entre la carne y el espíritu?
¿Se puede negar que cuando uno ama espera ser correspondido?
En el caso más altruista del difuso amor hacia la humanidad
—encarnada por los oprimidos, los excluidos, los débiles o los olvidados,
ese que implica abnegación y entrega sin recibir, aparentemente, nada a cambio—,
¿No hay en ello algo de obsceno, de inconfesable onanismo metafísico?
No se amará en la figura de esos seres humanos, desvalidos o no,
sobre los que se derrama un amor impersonal y transferible,
lo que en ellos hay de uno mismo, es decir, de humano?
¿No amaré realmente en los demás su cualidad para reflejar lo que yo soy?
¿No espero recibir, así, una íntima satisfacción semejante a la masturbación,
por más que ésta sea de carácter ontológico y afecte a mi cualidad de ser humano ?
Y, por último:
¿Puede negarse el erotismo intelectual subsecuente a la sublimación del amor carnal?
El amor, en todas sus facetas, busca generar, crear, fecundar en la nada la posibilidad,
sea en forma de seres que perpetúen la especie, de obras que la ensalcen
o de actitudes sociales, más o menos altruistas, que la hagan fértil.
El Amor es la forja de la creación, y el erotismo la llama de su fragua.
Pensamientos Últimos. Héctor Amado


La Transgresora

VI

Sobremesa de cuento (2)

Relato Segundo


La Señora de Lur Saluces

—Es curioso —la voz de Afrodita comenzó a brotar, melodiosa y sensual, entre sus hermosos labios— cómo, en ocasiones, lo que parece estar al cabo del desastre acaba siendo origen del prodigio. Y me refiero, sin ir más lejos, a este extraordinario vino que estamos degustando con tan intenso placer, que, como ya sin duda sabéis, procede de una azarosa peripecia por medio de la cual, repito, la debacle se torna milagro, la enfermedad saludable renacimiento; por medio, eso sí, de la intervención de ese taumaturgo, capaz de destruir y construir con la misma habilidad: el ser humano ¿Cuántos hombres, cuántas generaciones de hombres, contemplaron desolados cómo sus viñas, fruto del denodado esfuerzo y el laborioso trabajo, en determinadas condiciones de neblinosa humedad provocada por el abrupto contraste térmico entre las aguas del río Cirón, río gélido que surte en las Landas, y el más cálido Garona, en el cual aquél desemboca, eran presas de la podredumbre? ¿A quién se le ocurrió que lo que parecía una enfermedad letal podría resultar un método insuperable de deshidratación natural de la uva, con la consecuente concentración de azúcares y aromas, susceptible de ser fermentado para la obtención de un singularísimo vino? Aquellas uvas sobremaduradas atacadas de esa podredumbre que acabaría por denominarse noble (y que los científicos, con su afán latinizante, catalogan como botrytis cinerea), que hasta ese momento se dejaban en la cepa hasta su total consunción, acabarían siendo un feliz descubrimiento, un inmenso tesoro escondido en una paupérrima apariencia. Imagino que debió de ser una toma de conciencia gradual; es decir, que se seguiría elaborando el vino, pese a su enfermedad, intentando separar los granos enfermos —que se tirarían—, de los sanos, pero que, pese a la selección, alguno de esos granos podridos acabaría participando en la elaboración posterior, comprobando que no por ello el producto resultante era de inferior calidad; es más, probablemente, consideraron superior este vino "contaminado" por una determinada proporción de granos afectados por podredumbre noble al vino conseguido en los años de cosecha "sana".

....."Con el correr del tiempo a alguien se le ocurriría pensar que aquellos años en que parecía estar la cosecha más afectada por la botrytis cinerea, eran los años en que se obtenía un vino más denso, más rico, más especial, más distintivo, con una complejidad aromática y sápida superior a los vinos totalmente sanos. A poco, llegaría el día que a otro lúcido vinatero se le ocurriría probar a elaborar el vino con una creciente proporción de uva atacada por esa podredumbre noble que pasificaba los granos de uva en la cepa. Hasta que comprobó que elaborando el vino únicamente con este tipo de granos deshidratados por tan noble hongo, obtenía algo parecido a un almíbar de vino, pura ambrosía, con una concentración de azúcares inigualable que lo dotaban no sólo de gran complejidad organoléptica sino de algo muy importante: longevidad. Eran —y son— vinos casi eternos, que surcan el tiempo como una nave marinera el mar: mejorando con la edad. En los mejores años, de los mejores Châteaux, se pueden obtener productos que siguen evolucionando favorablemente hasta más allá de los cien años (caso, sobre todo, de este Château d'Yquem que estamos degustando, y que hemos de agradecer a nuestra querida anfitriona, Greta. Y digo sobre todo porque, como ya conocéis, es el único vino dulce de Burdeos —cabe decir, del mundo— con categoría Premier Crú Superieur). Podría asegurarse que estos almibarados vinos son lo más parecido a la ambrosía que Zeus nos servía en las mesas del Olimpo, ¿no creéis? —y, al decir esto, Afrodita prorrumpió en una de sus deliciosas risas. Hubo unanimidad en celebrar la ocurrencia, que nos pareció de lo más oportuna, y que sirvió para levantar de nuevo las copas para brindar por el vino y por su valedora.

....."Está claro que, tras este pequeño preámbulo, mi relato tiene que ver de alguna forma con este milagroso sauternes —retomó la palabra Afrodita—. Y puesto que de prodigios se trata, la historia que seguidamente os narraré bien podría albergar un prodigio más en la cadena de prodigios que han dado lugar a tan incomparable vino; pero un prodigio en el que no intervienen seres sobrenaturales, ni hay dioses o diosas inmiscuyéndose en los asuntos de los míseros mortales. Nada de eso. Aunque esté mal que yo lo diga, siendo quien soy —y aquí Afrodita hizo un gesto de afectada sensualidad que provocó de nuevo nuestra risa. Al menos habría que agradecerle su desenfado y sentido del humor. La verdad sea dicha, nuestra bella modelo y artista encarnaba a la perfección lo que pudiera esperarse de una diosa del amor: belleza, sensualidad y alegría. Cuando las risas cesaron, La narradora prosiguió:

—El prodigio al que me refiero es uno de esos que se dan más a menudo de lo que parece, pero que por su carácter, digamos, íntimo, suelen pasar desapercibidos. Tampoco os extrañe que tratándose de mi persona, valga decir del carácter que represento como diosa del amor, este noble, apasionado y no pocas veces tempestuoso afecto esté de por medio jugando un papel protagonista... como protagonistas serán, y principales, una mujer y un hombre. Una mujer dotada de férrea voluntad, perspicaz inteligencia y extrema sensibilidad (cosa nada frecuente, por cierto, de encontrar juntas en la misma persona), que tuvo que afrontar una situación vital muy adversa —por no decir peligrosa— en uno de los peores momentos para los de su clase. El momento es el convulso y trascendental tiempo de la Revolución Francesa y la clase a la que pertenece nuestra heroína es la aristocracia. El hombre... Pero no quiero adelantarme a los acontecimientos. Ya llegaremos a este crítico momento en el que Françoise-Josephine de Sauvage d'Yquem —que este es el nombre de la mujer— llegaría a visitar la prisión varias veces, condenada por un Tribunal Revolucionario, entre los años 1793 y 1794, coincidiendo con el final del Reinado del Terror impuesto por la denominada República de la Virtud que Robespierre comandara con mano firme —y cruel—, y cómo regresó de ella indemne para hacerse cargo de la hacienda familiar y de su hijo, y para convertirse con el tiempo en factótum del mejor vino blanco dulce del mundo. Aunque quizás no lo hiciera sin ayuda, quizás hubo alguien más a la sombra, alguien que resultaría anónimo pero fundamental...

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Armand Desmolins
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.....Afrodita, volviendo a mirar la botella vacía de Château d'Yquem, se arrellanó en su asiento, levantó después la vista hacia una de las arañas del techo, cerró los ojos unos instantes, los abrió y, mirando al infinito, como si estuviese contemplando la escena que nos narraría, prosiguió.

—Armand era hijo de un aparcero de Fargues, pequeño pueblo situado en el departamento de la Gironda, en la antigua región de Aquitania. Desde niño ya mostró incipientes dotes revolucionarias, pues su carácter rebelde le hacía estar en continua disputa con todo tipo de autoridad, incluida la de su padre. Su madre, Madeleine, alimentaba esa contumaz rebeldía de su hijo animándole a luchar por lo que creyera justo, al tiempo que lo protegía continuamente de las tormentosas consecuencias que acarreaba su beligerante actitud (generalmente en forma de palizas que solía propinarle el pater familias cada vez que aquel insolente niño le llevaba la contraria, plantándose ante él, en jarras, con gesto desafiante). De no haber sido así, posiblemente Armand hubiera acabado sus días en algún estercolero. Para cuando alcanzó, milagrosamente, esa edad en que uno se cuestiona hasta su sombra, es decir, el inicio de la adolescencia que suele llamarse "edad del pavo", su cuerpo ya estaba tan curtido como el de un galeote y su alma tan confusa como la de un insomne que de pronto se despierta, en plena noche, paseando por el borde de una veranda. Con trece años, su padre, deseoso de deshacerse de él (más que nada por no acabar matándolo de una zurra), lo recomendó al Jefe de Viña de la noble casa de los Sauvage d'Yquem, nobles burgueses de rancio abolengo bordelés.

....."Es así como Armand Desmolins entró a trabajar como chico para todo en el dominio que elaboraba uno los vinos que más comenzaban a despuntar a nivel nacional entre todos los de la región. Despierto y vivaz, Armand enseguida se ganó un puesto de responsabilidad como ayudante y mensajero del Jefe de Viña. Y es así cómo conoció un día a una preciosa niña de aspecto delicado y mirada soñadora. La conoció en uno de los muchos encargos que debía llevar al gerente de la propiedad (quien disponía de despacho en la planta baja de la casa principal) sobre las labores que de continuo se realizaban en el viñedo. Armand se topó de sopetón con Françoise-Josephine en la entrada de la maison. Él, con su habitual diligencia, traspasaba el umbral de la puerta de entrada en el mismo momento en que ella salía precipitadamente, perseguida por una amiga con la que jugaba. Los rápidos brazos de Armand, que actuaron de parachoques, evitaron el coscorrón. Pero ambos, sorprendidos, se quedaron durante unos segundos mirándose a los ojos. Después, Armand, sobreponiéndose al inicial aturdimiento, se disculpó, balbuceando avergonzado (era la primera vez que sentía aquella turbadora emoción que le congestionaba la cara y le encogía el estómago) y salió disparado en busca del despacho del gerente.

....."A partir de aquel día los encuentros fortuitos constituyeron un foco de atención en sus vidas. Serían fortuitos, pero eran esperados, si no buscados (más por parte de Françoise-Josephine que de Armand, dada la menor libertad de movimientos de éste). Por supuesto que era una relación imposible. Eso lo sabían los dos, por más que para un adolescente, por definición contrario a todo convencionalismo, la palabra imposibilidad no tiene el mismo irremediable significado que para un adulto ya instalado en los usos y las buenas costumbres de lo convencional. Ambos se conformaron con esa situación de "entente" mediante la cual los encuentros fortuitos alimentaban sus íntimos sueños. Françoise-Josephine no desveló sus verdaderos e intensos sentimientos ni a sus amigos. Ya sabéis que cuando el sentimiento surte de una fuente de pureza, como el manantial más preciado, busca su cauce emboscado, al abrigo de las miradas. Armand, entregado a sus ocupaciones, que se extendían de sol a sol, no tenía a quien confesar el suyo; un sentimiento que, de todas formas, le hacía sentir algo parecido a la vergüenza. ¡Él, avergonzado! Así es que no tenía otro remedio que guardarlo en su pecho, reservarlo para sí. Esto le provocaba una tensión y exceso de energía que no hacían sino contribuir a aumentar su capacidad y diligencia en el trabajo.

....."Aprendió todo lo que pudo de su Jefe —de quien acabaría siendo amigo de confianza—. Éste le enseñaría a reconocer las necesidades de las viñas, los tiempos en que debía realizarse cada labor, el abono necesario, la más conveniente forma de realizar las podas y la vendimia. Y también compartió con él su gran secreto. El Jefe de Viña, hombre robusto y experimentado pero ya entrado en años, pensaba que en aquella parcela de sesenta hectáreas situada en Yquem, que extrañamente solía padecer frecuentes ataques de un caprichoso hongo, podría llegar a elaborarse un vino aún mejor y más distintivo si se seleccionaba cuidadosamente el punto de maduración de la uva en trance de pudrirse. Armand tomó buena nota de la opinión de quien era tenido como el hombre más capaz de cuantos cultivaban viñas en el Libourne. Entre los dos, a escondidas, pues la visión del Jefe de Viña no era compartida por el Señor, que se empeñaba en elaborar vinos sanos y limpios (unos vinos excelentes, eso sí, aunque inconstantes), hicieron pruebas y constataron las bondades de ese nuevo tipo de vino que conseguían a base de sólo uvas desecadas por el hongo.

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Catástrofes y Revoluciones
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....."Todo esto sucedía cuando Armand ya tenía veinte años y Françoise-Josephine acababa de cumplir los diecisiete. En ese momento sucedió la catástrofe: por un lado, el Señor de Sauvage murió en Abril; por otro, Armand se enteró que la hija del recién fallecido Laurent de Sauvage d'Yquem, Señor de Sauvage, aquella a quien amaba, se casaría en poco tiempo con el conde Louis-Amédée de Lur Saluces. Al pertenecer los Lur Saluces a la alta aristocracia, el matrimonio elevaba a la casa de Sauvage 'dYquem a lo más alto de la escala social, en las cercanías del mismísimo Rey. Ésta última e íntima catástrofe, no por inevitable y previsible menos dolorosa, consternó a Armand, agudizando (no olvidemos que era de naturaleza rebelde y refractaria a la autoridad por imposición) la intensa inquina que secretamente sentía hacia los aristócratas, esos privilegiados que podían disponer así de la vida de todos aquellos que se hallaban por debajo suyo en el escalafón social. A punto de comenzar el verano de 1785, el 6 de junio, Françoise-Josephine de Sauvage d'Yquem, de 17 años de edad, se casaba, en Sauternes, con Louis-Amédée de Lur Saluces, de 24 años, coronel del regimiento de Dragones de Penthièvre, conde de Lur Saluces, ahijado del Rey Louis XVI.

....."El sentido del deber —y su amistad  con el Jefe de Viña— evitaron una reacción aún más destructiva en Armand. No obstante, su carácter se hizo taciturno, se tornó más irascible. Las peleas se hicieron frecuentes, y su afición a la bebida, hasta ahora profesional, tomó los derroteros del lenitivo que se usa para amortiguar el mal de amores. Su amor por Françoise-Josephine, en cambio, no sólo no sufrió el menor deterioro, sino que creció y creció, pero en la forma como lo hacen las viñas en condiciones de penuria: hacia adentro, buscando las capas más profundas del subsuelo, allí donde las raíces pueden encontrar la humedad y sustento que se le niega a la planta desde el exterior. Los siguientes tres años fueron sentimentalmente duros, pero, a la vez, llenos de esperanza, no por la viabilidad de un amor a todas luces imposible, sino por una creciente atmósfera de revolución que comenzó a dominar la calle. Los excesos del Rey, de su esposa Maria Antonieta y de la Corte en general, habían socavado una paciencia del pueblo que no era tal, sino pura impotencia. En la calle se hablaba de revolución, de acabar de una vez por todas con un sistema cuya razón de ser era la desigualdad más cruel y vergonzosa.

....."Pero en apenas cinco años todo cambiaría, ocurrirían acontecimientos que a una velocidad vertiginosa transformarían no sólo el futuro de la dispar pareja, sino el devenir de la nación... y del mundo. En 1788, tras tres años de matrimonio, ya bendecido con un hijo, el conde Louis-Amédée sufrió una caída del caballo que le costó la vida. Así, Françoise-Josephine, que había quedado huérfana a los diecisiete años, enviudó a los veinte. Quedaba como cabeza de familia, para atender a su hijo y la heredad recibida. Ni qué decir tiene que esta circunstancia provocó en Armand emociones encontradas: alegría por ver a su amada liberada de su enlace y tristeza por el dolor que sin duda ésta sentiría. Además, otra emoción comenzó a ganar terreno en su pecho: el deseo de ayudar como fuese a su querido bien.

....."Un año después sucedió lo que ya estaba cantado: el pueblo, en tumultuosa e incontenible corriente, se dirigió a la Bastilla y liberó a todos los presos, tanto políticos como comunes (muchos de ellos encerrados por delitos contra la propiedad, en un tiempo en que la escasez hacía estragos en el pueblo; no así en la nobleza y, menos, en la aristocracia). La floreciente burguesía, en la que había prendido la llama de la Ilustración, había retirado el apoyo a la nobleza, apostando por el pueblo y, en consecuencia, provocando la revuelta. La Revolución estaba servida. Armand fue de los primeros en apuntarse. Sus cualidades innatas de liderazgo le permitieron tener voz y voto en la nueva Asamblea. Se afilió a la facción Jacobina, ya que los Girondinos, cuyo impulso procedía de la burguesía acomodada de su tierra, le parecían demasiado moderados. Se instauró la República de la Virtud, y, con ella, el Reinado del Terror. Joseph Ignace de Guillotín, cirujano de profesión y diputado en la Asamblea, recomendó y perfeccionó una forma de aplicar la pena capital de forma taxativa, forma de ejecución perfeccionada que acabaría llevando su nombre. Robespierre sería su gran valedor... y su víctima. En 1793, la feroz caza de brujas contra la aristocracia y la nobleza llegó a Sauternes. Françoise-Josephine, dada la cercanía de su fallecido esposo con el rey, fue denunciada y detenida, juzgada sumariamente y llevada a prisión, y no una sino tres veces. Las tres veces salió sin sufrir el menor rasguño, habiendo siendo testigo, mientras estaba presa, de cómo todos los días salían aristócratas hacia el patíbulo.

....."Un ángel de la guarda, rebelde y revolucionario, velaba por su vida jugándose incluso la suya. Una y otra vez Armand tuvo que llegar hasta el registro de condenados, con órdenes "de arriba", para que soltaran a la presa indebidamente encarcelada. Se la jugó y salió siempre ganador. Acudió a los tribunales populares revolucionarios, defendió apasionadamente el derecho inalienable a la vida de todo inocente cuyo único delito es nacer en un lugar determinado, intercedió ante los jueces presentándose como testigo privilegiado de cargo, habló maravillas de Françoise-Josephine, de su inocencia, de su honestidad, de su capacidad para trabajar sus propiedades en favor de la nueva nación que se estaba construyendo... Al final, siempre convencía. En la última ocasión llegó hasta a ofrecer su vida por la de su Señora, y si esto no se aceptaba, según sus palabras, "era capaz de llevarse por delante la de muchos falsos revolucionarios que no deseaban el bien de la patria sino su propio bien". El caso es que en 1794, la Revolución, harta de tanto terror y tanta sangre, cercenó su propia cabeza. La de Robespierre rodaría cortada por la misma hoja que había sajado tanta garganta aristocrática (se comenta que fue la misma hoja que cortara los regios cuellos de Louis XVI y Maria Antonieta).

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Epílogo
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....."Françoise-Josephine, que no era tonta, a pesar de que Armand actuó en su favor desde el más absoluto anonimato, sumó dos y dos. Su antiguo amado campesino desde que comenzara la Revolución no había dejado la hacienda, seguía trabajando junto al Jefe de Viña, que ya se encontraba realmente viejo, cuando podía haberse marchado a Burdeos o al mismísimo París, a medrar. Condiciones le sobraban para ello, y la situación le era más que favorable. El caso es que allí seguía, y, además, estaba el hecho de que aún él se sonrojaba cuando estaba en su presencia, cuando le dirigía la palabra. La situación mejoró. Pasó el peligro y la señora de Lur Saluces afrontó la situación: debía tirar para adelante en un mundo nuevo, que en nada se parecía al que le rodeaba apenas unos años antes. Allí surgieron esas dotes a las que hice referencia al principio: la inteligencia, la fortaleza de ánimo, la voluntad, el encanto personal, la sensibilidad, la diplomacia, el sentido de justicia. Reunió a sus gerentes y capataces. Les comunicó su decisión de tomar ella las riendas de los negocios familiares. Estableció con ellos las condiciones laborales de sus trabajadores, que serían los mejor pagados de toda la región. Jubiló a su Jefe de Viña y colocó a Armand en su puesto (al fin y al cabo no hizo sino seguir la recomendación de aquél, lo que la eximió de trato de favor ante los demás). A poco, se construyó la primera bodega en Yquem, inaugurando el concepto de Château. Con la asesoría de Armand se estableció el sistema de trías para seleccionar durante la vendimia los granos sobremadurados y botrytizados que constituirían el nuevo vino (triaje que consistía en vendimiar en varias fases, de cuatro hasta diez pasadas, sólo los granos en su punto óptimo de pasificación). En fin que de esta forma nació el vino superlativo que ahora estamos gozando todos. Y no es de extrañar que surgiendo de tales mimbres haya resultado un tan excepcional vino: producto de la voluntad y el esfuerzo, de la inteligencia y la perspicacia, del conocimiento acumulativo y del azar, sí, pero también del amor, del amor entre dos seres de distinta clase que, ante la imposibilidad de darle natural curso mediante la mutua entrega, acabaron sublimándolo y proyectándolo en un objetivo común. Objetivo que pronto comenzaría a dar sus sublimes frutos para regocijo de la humanidad.

....."Sólo me resta decir que Armand siguió trabajando con y para Françoise-Josephine durante cincuenta años. Nunca se casó ni se le conoció amante ninguna. Cuando murió, con casi ochenta años, fue enterrado en el cementerio privado de los Lur Saluces, en Sauternes. Siguiendo sus deseos, y consecuente con su declarado ateísmo, flanqueando su tumba se plantaron tres cepas: una de la variedad sauvignon blanc, en la cabecera; y dos de semillion, en los flancos (la proporción aproximada de una y otra en la elaboración del prestigioso Château d'Yquem).
....."Por su parte, Françoise-Josephine sacó adelante a su familia, vio morir a su hijo (que fue Lugarteniente-Coronel del 8º Regimiento de Cazadores a Caballo con Napoleón, preso en Rusia tras el desastre de la Gran Armada y vuelto a Francia hablando en ruso, lo que facilitaría la labor de introducción de su vino en la corte de los zares) y educó a sus nietos a quienes legó el patrimonio familiar —Afrodita, que nos había mantenido en vilo durante toda la narración, se acercó a la mesa, volvió a coger la botella vacía del mejor vino blanco dulce del mundo, se quedó contemplándola unos segundos, como buscando aprobación al espíritu de aquel insuperable vino, y concluyó:

—Y esta es la historia. Una historia que si no fuera cierta merecería serlo. Eso es lo que yo pienso... como diosa del amor —y nos regaló otra de esas preciosas risas capaces de iluminar el ambiente más lóbrego.

.....Aplaudimos y vitoreamos a rabiar. Los ¡bravo! y los magnifique! salieron de nuestras gargantas impelidos por una emoción agradecida e incontenible. Greta, con los ojos humedecidos, se levantó, fue hacia Afrodita y le dio un largo beso en la boca, al que ésta correspondió. Tras separar sus labios de los de la divina modelo, nuestra anfitriona nos comunicó —la ocasión lo demandaba (fueron sus palabras)— que se traería otra botella de Château d'Yquem, pero en este caso una de las seis que guardaba como oro en paño, de la excepcional y ya mítica millésime de 1945.
.....El tercer relato lo tendría difícil (es decir, el de Apolo, el mío) si quería superar al que acabábamos de escuchar. Tuve que cambiar de tema en el último momento. La idea original, tras el conmovedor relato de Afrodita, no hubiera estado a la altura. Fue este mismo relato, el beso de las dos hermosas mujeres, mi sorprendente vivencia como testigo de todo cuanto estaba aconteciendo desde que llegué a Villa Arcadia, lo que me sugirió una nueva y creo que sorprendente idea...

(continuará)


Cata de Château d'Yquem 1945
realizada en 2014
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 » Des arômes de marmelade d’orange de Séville, de coing, de pétales de rose fané et d’un vieux bureau antique. La bouche est la perfection. L’équilibre est extraordinaire, l’acidité tranche sans effort à travers les notes de peau d’orange confites et de coing, une subtile touche saline chatoyante et une finition cristalline. En revenant à la bouteille deux heures plus tard, il n’a absolument rien perdu  de son énergie. Je pourrais un jour boire un Sauternes égal au Yquem 1945, mais je ne boirai jamais un meilleur Sauternes. A boire maintenant et jusqu’en 2040 et plus. »
(extraído de comptoirdesmillesimes)
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GALERÍA

Vladimir Dubossarsky / Alexander Vinogradov

Vladimir Dubossarsky
Alexander Vinogradov
1964 born in Moscow
1980-1984 studied in the Moscow Art College
1988-1991 studied in Moscow State Art Institute
Corresponding member of the Academy of Arts
Lives and works in Moscow
1963 born in Moscow
1980-1984 studied in the Moscow Art College
1989-1995 studied in Moscow State Art Institute
Corresponding member of the Academy of Arts
Lives and works in Moscow

.....Desde 1994 estos dos artistas rusos pintan juntos, al alimón, sus polemizantes cuadros. Y digo bien, pues la crítica no es uniforme. Ya han entrado con fuerza en el mercado del arte, es decir, ya son estimados en las subastas y se cotizan al alza (en las últimas realizadas sus cuadros duplicaron las estimaciones alcanzando el cuarto de millón de dólares). Y es que el vasto mundo del arte es así: indefinido e indefinible, por definición. Y más en este mundo actual en que la democratización y popularización del arte permite que casi cualquiera, con un mínimo de sensibilidad y destreza, pueda dejar la impronta de su arte
.....Dubossarsky y Vinogradov son dos pintores modernos y modernistas, cuya apuesta incluye el realismo, la cartelería, el simbolismo, el fauvismo y cierto aire de vanguardia en lo cotidiano a lo Edward Hooper. Sus temas son tan variados como lo que sus miradas encuentran en el mundo alrededor, desde la cotidianeidad urbana o campestre de su patria, Rusia, hasta los guiños a los iconos socialistas del pasado, el mundo del glamour, el cine, el arte, la literatura... Esta iconoclastia impregna toda su obra, alcanzando, como no puede ser de otra manera, el ámbito del sexo. Con una actitud desenfadada y decididamente crítica con el capitalismo y su expresión consumista, el humor no deja restar seriedad y/o compromiso a sus mensajes. Se diría que lo que pretenden es menos criticar que reírse de las actitudes humanas en un mundo, el Primero, capitalista y consumista, cuyas referencias están orientadas en modelos efímeros y no pocas veces contradictorios.
.....En la selección que he preparado para los dos posts en que se incluye, y que abarca en el tiempo toda su carrera conjunta me he remitido exclusivamente a la presencia femenina. En la parte (1) de la selección se incluyen los trabajos realizados entre 1994 y 2003; y en la parte (2) se incluirán los trabajos realizados entre 2004 y 20012. Aconsejo consultar el resto de su obra que no sólo no es desdeñable, sino que es imprescindible para hacerse una idea veraz del alcance de su propuesta. La serie Underwater, así como las dedicadas al mundo moderno a través de sus iconos (sean artísticos, como Los Beatles, Andy Warhol, Picasso, la pintura rusa; sean históricos, como los dedicados a los veteranos de guerra; sean sociales, como las costumbres urbanas), complementan sus intenciones/obsesiones ya expresadas en este En Femenino que aquí se mostrará.


EN FEMENINO (2)

2007-2009
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Dubossarsky-Vinogradov - Above the Kremlin 
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 Dubossarsky-Vinogradov - Arable Land
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 Dubossarsky-Vinogradov - Art
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 Dubossarsky-Vinogradov - Freckles
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 Dubossarsky-Vinogradov - Hay Mowing
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 Dubossarsky-Vinogradov - High Water
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 Dubossarsky-Vinogradov - Moscow Courtyard
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 Dubossarsky-Vinogradov - My Pretty
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 Dubossarsky-Vinogradov - Near Moscow. February
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 Dubossarsky-Vinogradov - Petrol Pump Queen
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 Dubossarsky-Vinogradov - Queen of the Gas Station
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 Dubossarsky-Vinogradov - Red
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Dubossarsky-Vinogradov - Untitled. From the series Underwater Barber
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Dubossarsky-Vinogradov - Jalousie
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 Dubossarsky-Vinogradov - Bears in a Wood
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 Dubossarsky-Vinogradov - He Loves Me, He Loves Me Not
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 Dubossarsky-Vinogradov - In the Blue Yonder
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 Dubossarsky-Vinogradov - Kholkhoznitsa on a Bicycle
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 Dubossarsky-Vinogradov - Lipstick
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 Dubossarsky-Vinogradov - Motorcycle
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 Dubossarsky-Vinogradov - Picasso
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Dubossarsky-Vinogradov - Deer
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Dubossarsky-Vinogradov - Art Love
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 Dubossarsky-Vinogradov - Happy Birthday
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 Dubossarsky-Vinogradov - I Was a Rich Man's Plaything
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 Dubossarsky-Vinogradov - Lera - Venere
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 Dubossarsky-Vinogradov - Mannequin in Khimki
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 Dubossarsky-Vinogradov - Nu
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Dubossarsky-Vinogradov - On the Roof
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 Dubossarsky-Vinogradov - Lion
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 Dubossarsky-Vinogradov - Nu (Hooper guiño)
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 Dubossarsky-Vinogradov - Tombe la neige
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 Dubossarsky-Vinogradov - The Ball
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Dubossarsky-Vinogradov - Van Gogh
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Dubossarsky-Vinogradov - Summer Bubbles
 Dubossarsky-Vinogradov - Dancing on the Roof
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Dubossarsky-Vinogradov - Mannequins Underwater
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Dubossarsky-Vinogradov - Three Graces
Dubossarsky-Vinogradov - Mixed Fighting
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Dubossarsky-Vinogradov - New Year in Khimki
 Dubossarsky-Vinogradov - The Artist and the Model
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2010-2012

 Dubossarsky-Vinogradov - Natasha
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 Dubossarsky-Vinogradov - On the Block
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 Dubossarsky-Vinogradov - Pastoral
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 Dubossarsky-Vinogradov - Policewoman
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 Dubossarsky-Vinogradov - Ray of Light
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 Dubossarsky-Vinogradov - Trophy
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 Dubossarsky-Vinogradov - Untitled 1
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 Dubossarsky-Vinogradov - Untitled 2
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 Dubossarsky-Vinogradov - Untitled 3
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 Dubossarsky-Vinogradov - Untitled 4
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 Dubossarsky-Vinogradov - Untitled 5
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 Dubossarsky-Vinogradov - Untitled 6
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 Dubossarsky-Vinogradov - Untitled 7
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Dubossarsky-Vinogradov - Weekend Morning 2
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Dubossarsky-Vinogradov - Dear Dove
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 Dubossarsky-Vinogradov - Photo Session
 Dubossarsky-Vinogradov - erotica.ru
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 Dubossarsky-Vinogradov - Under Matisse
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 Dubossarsky-Vinogradov - A Night at the Museum
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 Dubossarsky-Vinogradov - Business with Pleasure
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 Dubossarsky-Vinogradov - Dummy on Cube
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Dubossarsky-Vinogradov - Girlfriends from the Flea Market
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 Dubossarsky-Vinogradov - Exams
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 Dubossarsky-Vinogradov - Cheburek
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 Dubossarsky-Vinogradov - Class-Dance in Khimki II
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 Dubossarsky-Vinogradov - Customs Gives The Go-Ahead
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 Dubossarsky-Vinogradov - D&G
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 Dubossarsky-Vinogradov - Girl and Pylon
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 Dubossarsky-Vinogradov - Khimki Girl
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 Dubossarsky-Vinogradov - Krymsky Bridge
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 Dubossarsky-Vinogradov - Lady with a Little Dog
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